Emilio García

Desde el mirador

Emilio García


La gran mentira de Sánchez

02/06/2023

Muchos recordamos el «puedo prometer y prometo» que dominó el discurso de Adolfo Suárez en las elecciones de 1977. En aquel momento, entre otras cosas señaló: «trabajaremos con honestidad, con limpieza y de tal forma que todos ustedes puedan controlar las acciones de gobierno» y que «el logro de una España para todos, no se pondrá en peligro por las ambiciones de algunos y los privilegios de unos cuantos».
45 años después, hemos comprobado como la realidad ha superado todo tipo de previsiones, pues palabras como honestidad, control del gobierno, ambiciones y privilegios de unos frente a otros han avanzado por senderos impensables en la vida política y social española.
Y, mientras tanto, con un déficit que ya supera con creces el billón y medio de euros, con las colas del hambre repletas de ciudadanos, el señor presidente se ha dedicado durante la campaña electoral del 28M a repartir dádivas a diestro y siniestro con el dinero de todos los españoles, como si todo saliera de su bolsillo ocultando su carácter malversador.
Que si el bono cultural, que si avales para la compra de la primera vivienda así como Interrail y movilidad en cualquier medio para jóvenes, entradas para el cine a los mayores, pensiones anticipadas para las personas con discapacidad, el derecho al olvido oncológico, miles y miles de viviendas que no existen, inversión en Formación Profesional y para estudios de programación, robótica y refuerzo escolar –cuando han destruido la educación en España con una ley insostenibl–, inversión en Atención Primaria –algo que corresponde a las Comunidades Autónomas– y una apuesta por la salud mental… Como dijo en Sevilla (12-5-23) en uno de sus numerosos mítines: es «política útil, lo que hace un gobierno sensible con la gente».
Como decía un buen amigo, el presidente del gobierno, se ha propuesto invertir adecuadamente los fondos europeos en conquistar a los españoles. Así ha decidido que el lunes nos invitará a un pastel, los martes a una entrada de cine, los miércoles a una caña gratis en el bar del barrio, los jueves nos pagará medio móvil nuevo, los viernes nos dará un cheque descuento para comprar una camisa y un pantalón y, los fines de semana, nos ofrecerá la posibilidad de disfrutar de una pensión completa en el balneario de la provincia.
Al final, nadie quiere comprender que de la chistera de Sánchez no sale nada, pues al mago Pedro se le descubren todas las habilidades trileras y sus cortinas de humo propagandísticas se evaporan al momento. Y eso se comprobó en los resultados habidos el 28M: se produjo la hecatombe del gobierno de coalición, algo que no están dispuestos a admitir.
Por eso, con mandíbula apretada, cara seria y sin que se le moviera un pelo, no dejó pasar un día en convocar Elecciones Generales anticipadas, obligando a los españoles a gastar más dinero del que tienen. Y lo hizo sabiendo que la fecha afecta especialmente a la vida cotidiana de los españoles –época vacacional, víspera de un puente en varios lugares de España–, que los ciudadanos tendrán que votar por correo o abstenerse de hacerlo, que el centro-derecha no tendrá tiempo de demostrar que es capaz de gobernar en los feudos conquistados… Y, sobre todo, para evitar una rebelión interna en su partido. Es decir, que sigue pensando poco en España y mucho en Su Persona.
Ha creado una gran cortina de humo, otra gran mentira. Y lo ha hecho con el fin de no romper la coalición pero quitarse de encima, definitivamente, a Podemos. Lo que le queda es saber cómo afrontará él mismo su candidatura, por dónde va a salir Yolanda Díaz y su proyecto, si los demás partidos que le han apoyado hasta ahora le servirán para algo y cuál será la capacidad de reacción de los partidos de centro-derecha.
Sus discursos ya no se los cree nadie, aunque sus «asesores» insistirán en estirar el temor a que viene el lobo (¡Que viene la derecha!), pretendiendo que nos olvidemos de lo que él ha hecho en cinco años.
Para ello, y utilizando los dineros de los españoles, regará abundantemente a los medios afines con 440 millones de euros para que vendan adecuadamente su discurso y su corta presidencia europea, que no la consigue por méritos, sino dado su carácter rotatorio. Continúa utilizando los fondos del Estado en su propio beneficio.
Algún día tendremos que exigirle responsabilidades.