En la acera de la Catedral, la procesión del viernes Santo, del pueblo al lado de nuestro Cristo de las murallas; salen los pasos y cofradías : crónicas de la historia real, revivida en siglos de la vida ciudadana. Horas del silencio y de la luz y fe; al paso lento de los cofrades, año más. Penitencia y vida del pueblo, de la familia, en la procesión de la soledad del ser de Cristo en la historia real, revivida; de la Madre que sigue a su hijo hasta el final de la historia humana, que termina su capítulo para dar entrada a la historia viva de la redención en la fe. Noche de la Procesión de la Pasión y Santo entierro, del entero universo humano, en tregua del tiempo para hacerla posible y real la procesión.
Han sido horas de los siete pasos llevados y en la meditación de cada uno. Son cosas de casa y para sumar a las crónicas que contarán el encuentro con la historia de la redención de vidas y familias, Pasión de Cristo un año más en la vida local de nuestra Semana Santa, de tiempo de familia y amistad:; crónicas de vuelta y acogida en casa, días y amistad en vuelta de vecinos y recuerdo de quienes ya son partes inseparables de nuestras vidas.
Cosas de casa en Semana Santa, del Viernes Santo en procesión, de fe de ciudadanos, abulenses y familias del mundo entero; de la vida de nuestra Comunidad, barrio, casa, ciudad, pueblos, familias abiertas al ser religioso y vida que ilumina la Fe en estos días, de los valores religiosos y éticos recobran fuerzas con la fuente de agua viva, al encuentro del Crucificado, que nos redime en días y siglos en victoria frente a la muerte. Semana Santa, irrepetible en las cosas de casa, de la obra del Cristo de la Vida y Redención y tradición. Son días en el calor y acogida en nuestra historia local y de los pueblos que queremos con vida.
Viernes Santo, de frío, fuera; de calor, dentro en creencia sencilla, universal, y tradición contada con las voces de la familias, de vecinos que vienen un año más a las cosas de casa, de la vida real sumada al paso de cofradías, del Cristo de las murallas y nuestra forma de ser. Pudieron salir los pasos; uno tras otro; cofrades; autoridades a la luz de los ciudadanos; fe y tradición.
Salió el Cristo Crucificado; inició su camino de dolor y redención. Sonó el Himno Nacional sin letra definitiva, así somos, pero el pueblo sigue poniendo su letra escrita en el corazón. Pasa el Rey de Reyes lentamente, recoge oraciones que cada uno musita, y fe y respeto impone con su cruz, con su dolor y sufrimiento, por nuestra redención, por siglos de los siglos.
Es noche de frio, en pasos y procesión, caminando iluminados por la fe y el valor del pueblo, de familias y ciudadanos en la presencia del Señor de la libertad, y del respeto de la vida y valor de la dignidad humana. Al paso del Cristo se nos paró el tiempo, ante su real presencia.
Sonó el himno de la Nación española, al salir de la Catedral, sin letra, en la Nación insuperable en el mundo mundial; así nos va por falta de consenso y por otros intereses; pero el pueblo sigue poniendo su sentido común y su visión de Estado y hasta de respeto de la Patria chica con su letra al calor de la familia, de la música conocida desde niños; al calor de la tradición y de los pasos a la vida en casa y el valor de la vida en familia y siglos que contemplan la grandeza de la Nación, de su historia verdadera, la real, insuperable y del pueblo de nuestra Nación, que no hay quien la pudo ni pueda ni deba humillar. Sale el Cristo de las murallas, Himno nacional y su música reconocida desde niños y vida de siglos de Nación insuperable, milenaria y Occidental. Me suena con la música: Viva España, su Historia y Honor son tradición y de todo el pueblo español. Con Buena fe, sumen su plural aportación y opinión en esta maravillosa tierra de Castilla y León y demás Nación, española ¡Ea!