Fernando Romera

El viento en la lumbre

Fernando Romera


A mayoría del punto gordo

22/11/2023

En el colegio había una teoría que no pocos recordarán, la teoría, útil como pocas, del punto gordo. Lo enunciaré en la medida de lo posible: dado un conjunto de rectas ha de fijarse un punto lo suficientemente gordo como para que sea la intersección de todas ellas. O de manera algo más simple: si un número de rectas que han de juntarse en un punto no lo hace es porque ese punto no es lo suficientemente gordo. Algunos lo conocíamos bien. Cuando tratábamos de resolver ese tipo de problemas en los que había que ser exquisitamente pulcro con el rotring éramos incapaces de llegar a la precisión, sin un borrón. Nunca cuajó la cosa ni conseguimos aprobar nada basado en la teoría, pero para nosotros funcionaba casi como un axioma. Esto que era válido para nuestra educación primaria tiene una validez social que nunca se me habría ocurrido hasta fechas muy recientes. Es una cuestión lingüística, me temo, con ciertas trascendencias públicas. Vamos a explicarnos. Sabemos que hay palabras y frases agotadoras. Será por el excesivo uso o por el equivocado. Recuerden eso de los referentes o los marcos incomparables. También la insufrible «como no podría ser de otra manera». Los usos lingüísticos son como las malas canciones del verano; la primera vez te sorprenden; la segunda, te hacen gracia. Pero la tercera, se te hacen insoportables, al igual que su autor. Ahora le ha tocado el turno a la mayoría transversal, sintagma aburrido como pocos. Uno, que lleva dedicándose toda la vida a enseñar cosas, ha escuchado que hay contenidos transversales porque afectan a muchas áreas de interés y las atraviesan, a asignaturas o incluso a eso que antes llamábamos carreras y hoy son titulaciones o grados. Son transversales porque se interseccionan unas a otras en algún punto, se cortan como los ríos o las calles. Digamos que transversal es lo que gira a otro lado; algo así como dar la vuelta a la esquina o atravesar la calle. Todo ello puede ser transversal. Pero de una mayoría nunca lo hubiésemos dicho. Se podría decir, eso sí, que es ecléctica o sumatoria o variopinta… O sea, una masa en la que cabe de todo un poco, desde la derecha más tradicional catalana o vasca hasta la izquierda más extrema. Corrientes ideológicas que vienen a cortarse, a seccionarse en las reuniones del palacio de la Moncloa. Cómo se ha llegado a esto sólo tiene una explicación: es difícil adjetivar correctamente. Los adjetivos son palabras sin referentes claros, no como los presidentes, los jueces o los prófugos. Y una mayoría es inclasificable porque no necesita adjetivarse. Las minorías son otra cosa: hay minorías étnicas, minorías sociales, o incluso minorías recalcitrantes. Pero a la mayoría no hace falta calificarla porque es eso, la mayor parte del todo. Como mucho me atrevería a llamar a esta mayoría la del punto gordo porque hacer coincidir todo lo que se ha hecho coincidir pasa de manera inequívoca, por tomar el lápiz y marcar media página. A eso, en mis tiempos, se le ponía un suspenso. Pero se ve que ahora se evalúa de otra manera que se nos escapa.

ARCHIVADO EN: Ávila, Moncloa