Francisco I. Pérez de Pablo

Doble click

Francisco I. Pérez de Pablo


Ávila, ciudad pobre

07/11/2023

Elaborar un presupuesto base cero –no incrementista–, técnica más usada en el sector privado, exige que todos los gastos estén justificados para el próximo año a partir de cero, frente al inicio del presupuesto anterior –incrementista– que es lo que se viene haciendo por el Ayuntamiento de Ávila, ya que es lo que menos trabajo exige. Por otro lado, las familias usan, siquiera mentalmente, en la administración de los ingresos la aconsejable regla 50/30/20. 
No son las medidas para tener un cuerpo perfecto. El 50% de los ingresos se dedican a las necesidades; el 30% a los deseos (viajes, comidas, etc.) y el 20% al ahorro. El Ayuntamiento de Ávila está muy alejado de esas cifras pues solo los capítulos de personal y bienes y servicios (concesionarias) alcanzan algo más del 75% de los gastos anuales –inasumible año tras año–, de ahí que solo el 9% se dedique a inversiones –deseos– y prácticamente nada a un ahorro que siempre es necesario.
Así las cosas, el equipo de PorÁvila tiene tanto que limitar gastos como salir a buscar dinero en una ciudad pobre. Al alcalde le gusta afirmar que ser político es adoptar decisiones difíciles. Ahí las tiene. Dejando para otro momento el capítulo de gastos que, si o también deben reducirse, aunque eso suponga ponerse la cara colorada, los ingresos tendrán que venir de fuera. Incrementar las transferencias de otras Administraciones al menos al 40% es imprescindible, pero para un partido localista su isla supone un serio hándicap. Elaborar un plan de ingresos por el patrimonio municipal indispensable y establecer algunas nuevas figuras tributarias –revisar y reformar las actuales– ineludibles. 
Siendo consciente de que es un tema discutido no debo dejar de plantearlo, pues estoy convencido de que llegará. Hay autonomías y ciudades que han establecido nuevas figuras impositivas por grandes y medianas superficies comerciales o la conocida como tasa turística. El modelo económico de la Capital se basa en el turismo al que también se dedican notables dispendios económicos. Parecería lógico pensar que sean los turistas quienes devuelvan a la ciudad una parte de lo que esta les ofrece.
Todos los que hayan viajado por Europa –Portugal sin ir más lejos– a la llegada al hospedaje se informa de una tasa por persona y noche que puede ser un porcentaje del precio del alojamiento o una cantidad fija entre 0,5 y 5 euros, en función de la categoría del establecimiento (hoteles, pensiones, albergues e incluso viviendas turísticas). El sector turístico será uno de los detractores de esta medida por considerar que pueda ahuyentar clientes –no lo creo– o perder competitividad –son otros factores–, pero tendrán que elegir entre que aporten los foráneos o arriesgarse a que los tributos locales les sigan gravando a sus negocios y a sus ciudadanos, pues impuestos van a seguir existiendo.  
Con datos de 2022, las 390.000 estancias habidas con una estancia media de 1,63 y supongamos 2 euros arrojaría una nada desdeñable cifra de 1.271.400 euros, cantidad que supondría el importe total que el Ayuntamiento de Ávila había presupuestado como subvenciones a diversos colectivos. No es una solución definitiva –una tacita más–, tiene sus dificultades, aunque es reversible, pero por algún sitio hay que empezar (descartar multas por doquier ) antes que seguir gravar en exceso «a los de casa» que viven en una de las últimas capitales con menor renta media por habitante, siendo su IBI el más caro de las capitales circundantes a Madrid.