Sara Escudero

Desde la muralla

Sara Escudero


El planeta de cristal

22/04/2023

Dicen que viajar da alas. O que abriendo las alas puedes viajar. Alas de conocimiento, de integración, de saber de otras personas, de otros mundos, de las otras historias que también tienen algo que contar.
Conocer da razones, abre mentes y genera la posibilidad de opinar, pensar y ver como la vida ha cambiado en poco tiempo, pero a la vez como nuestro planeta, el caer dos veces sobre la misma piedra o romper siempre el mismo plato de loza, es una constante.
Viajar me ha permitido abrir mi corazón a otros territorios, nuevas culturas y diferentes razones. Y hoy os voy a contar la del planeta de cristal.
Pensad en un vaso frágil, una copa que casi perforas con la mirada, un tacto delicado, como un hilo que solo con rozar tus dedos se rompe en mil pedazos… Así es el planeta visto con los ojos de Ewa Rossano. 
Una bailarina con un vestido de ballet donde el tul se cambia por un globo terrestre. Un delicado baile, al son de una plaza que es cruce de caminos entre templos protestantes, ortodoxos, católicos y judíos. Un baile que es la música relajada en tiempo de paz o el ruido no armónico en tiempos de guerra. Tengo que decir que me impactó la escultura. Porque refleja las diferencias, el hilo delgado entre la tolerancia y males mayores como son el odio, el egoísmo y la envida. La fragilidad de un vaso de cristal, la incertidumbre de vivir siempre en el lado complejo de la vida, el no saber donde estás hoy y como tu mundo se puede derrumbar mañana.
Descrita la hermosa bailarina dentro de su propio mundo, te comento que su planeta de cristal está en Breslavia, en polaco Wroclaw. Capital de la baja Silesia. Un planeta que durante muchos años fue alemán. Después de la Segunda Guerra Mundial, pasó a manos de Polonia tras el reparto de territorios. Silesia obtuvo su nacionalidad polaca y Leópolis (Liev) pasó a ser Ucrania. 
Los de Breslavia fueron enviados a Alemania, dejando atrás cultura, construcciones y un millón de recuerdos germanos en una ciudad desierta. La repoblación se produjo durante de la posguerra. Muchas familias del centro de Polonia se instalaron en la nueva ciudad, pero una gran mayoría fueron los que del lado ahora de Ucrania, tuvieron que salir de Leópolis para buscar fortuna en lo que ahora conocemos como Wroclaw. 
¡Las vueltas que da la vida! Ahora quizá, conozcamos mejor los lazos que nos unen con Ucrania en este otro lado de la frontera. Otra vez despoblando y poblando ciudades. Bailando al son de una música incierta, con una coreografía a ritmo no esperado. Con la torpeza de una principiante que intenta una pirueta imposible en el primer día de ensayo.
Así es nuestro mundo: débil, inestable, frágil. Sé cree león ante la mirada de un ratón. Pero no deja de ser un eslabón que pretende ser sensible a los acontecimientos, sin recordar su pasado, sin conocer a penas su presente y sin pensar en las consecuencias del futuro. La fragilidad, la vulnerabilidad de una inmensa mayoría, ante la impasibilidad del resto del planeta que vive en su propio mundo de cristal.