Emilio García

Desde el mirador

Emilio García


Manipulación II

07/04/2023

España es un país en riesgo pues nadie lo gobierna; son sólo las aspiraciones personales, la soberbia, el enfrentamiento de clases y la supremacía moral las que mueven los hilos de la discordia y generan un sinfín de extravíos normativos que vulneran el sentido común.
Las imágenes que se conservan en la hemeroteca y videoteca nacional confirman la prepotencia y superioridad moral de la que alardea Sánchez y su cohorte. Y ese fondo nunca se perderá, para que la Historia de España pueda recomponerse de los delirios ególatras e ideológicos que han imperado durante este desgobierno, al que había que sentar en el banquillo y exigir responsabilidades sociales y económicas por los desaguisados realizados. 
Ahora que nos encontramos en precampaña electoral es cuando todos los políticos demuestran qué es lo que realmente le interesa. Desde el Gobierno se han puesto en marcha todos los mecanismos para que los ciudadanos se crean un discurso que no es más que una falacia, porque su base es simple fachada y encierra escasa sustancia (véase el tándem Sánchez-Díaz).
Desde el Gobierno se manipula con la subida de pensiones para ocultar el gran agujero laboral que existe entre los jóvenes (casi rozando el 30% en menores de 25 años), situando a España a la cabeza de Europa en la materia.
Manipulan con el bono cultural para ver si engañan a los jóvenes olvidados para que sepan que la izquierda es la que se preocupa de ellos; pero no le dicen que ese bono sale de los impuestos con los que empapelan a sus padres.
El Estado del Bienestar está en fase de hibernación gracias a la apuesta del Gobierno por el déficit; la ruina está en la calle viendo persianas bajadas, con problemas familiares para sostener una hipoteca, para llevar alimentos a casa… pero mientras las ministras que dicen que la cesta de la compra ha bajado (nadie sabe dónde están esos supermercados en los que compran) viven a coste cero en las residencias oficiales.
La factoría del discurso monclovita manipula ante la opinión pública señalando a los demás como «los que más daño hacen a la democracia» (Sánchez Dixit), pero ocultando el estropicio que supone que España esté gobernada por el 18% de los votos.
Manipulan sobre la paz social señalando acuerdos con los sindicatos mayoritarios quienes, en cuatro años, han ocultado sus reivindicaciones; y todo ello gracias a los más de 300 millones de euros que sus estructuras han recibido en este tiempo. ¿Cuándo se impondrá el sentido común para que los sindicatos españoles se financien con sus propios recursos? De esta manera estarán más libres y no tendrán que soportar chantajes de los partidos gobernantes.
La indecencia en la gestión del Gobierno es un hecho y lo constatan leyes como la de Memoria Democrática, del «solo sí es sí», la ley Trans, la ley de familia, la ley animalista, la ley de Universidades…; pero sus titulares manipuladores sólo buscan fórmulas que opaquen su incapacidad intelectual y social siempre arbitraria e ideológica.
La manipulación más entregada y apasionada del actual ejecutivo es tapar su propia y extensa corrupción y denunciar sin límites la de los demás. Al reciente caso del diputado socialista implicado en una trama de corrupción, utilizando los espacios y medios públicos del Congreso para sus acciones, se unen las habidas en Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, País Vasco, Aragón, Baleares, Valencia, Vinarós, Cantabria  Asturias, Móstoles y otras más en las que el trato de favor, los sobornos y cajas B y la inoperancia institucional se mezclan en la vida del «gobierno progresista plurinacional» (Sánchez dixit).
Su persecución empresarial no sólo genera ruina, sino que lleva implícito un desastre laboral en toda España; ahora Hacienda, con la Ley de protección del Informante, obliga a crear un canal en las empresas para que todos sus trabajadores puedan denunciar las «infracciones normativas y de corrupción». ¿Para cuándo un canal propio para el Gobierno?
La corrupción genera una corrosión del sistema político, convirtiendo la inmoralidad en la solución irremediable. Por eso, desde Moncloa se manipula todo lo que sea necesario para generar olvido.