Francisco Muro de Iscar

MUY PERSONAL

Francisco Muro de Iscar

Periodista


Elecciones vascas y memoria democrática

08/04/2024

Si Pedro Sánchez fuera un presidente coherente, responsable y defensor de la memoria democrática, que no lo es, en lugar de resucitar el comodín de Franco en el Valle de los Caídos, sin más cámaras que las de la Moncloa, sin más periodistas que los que están a su servicio y no al de todos los españoles y, además, en la zona de las víctimas causadas por la República, habría ido al Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo de Vitoria y habría recordado y puesto en valor a las víctimas de ETA. Esa visita, en vísperas de las elecciones vascas, habría definido a un presidente defensor de verdad de la memoria democrática reciente, la de ayer, y no únicamente de la que sucedió hace ochenta años.

Si la política fuera una actividad seria, responsable y coherente, todos los partidos vascos, excluido EH Bildu, estarían haciendo un ejercicio de memoria democrática efectiva recordando a todos los ciudadanos vascos lo que fue ETA, una partida de asesinos que acabó con la vida de casi mil ciudadanos y que expulsó de sus tierras a cerca de doscientos mil vascos que fueron perseguidos, amenazados de muerte y humillados por los antecesores del partido que, según las encuestas, puede ganar hoy las elecciones. Ciudadanos que no pueden votar allí, ni ellos ni sus hijos, como sí lo pueden hacer otros con muchas menos razones.

Si la sociedad vasca fuera coherente y no abdicara de la memoria debería preguntarse por qué calló y miró para otro lado mientras los etarras asesinaban por la espalda a sus convecinos, por qué no quiere saber nada del pasado y, sobre todo, qué no ha hecho para evitar que, hoy, la mayoría de la gente joven sea de Bildu, vote a Bildu, no sepa lo que fue ETA y, sin embargo, las víctimas y sus familias todavía tengan que esconderse y que, en algunos pueblos vascos, la democracia sea una anomalía.

Si los ciudadanos vascos no se preguntan, y votan en conciencia, por qué aceptan que alguien como Otegui y otros como él, puedan llegar a ser la fuerza mayoritaria en el País Vasco* y decisivos en España, cobijados por Pedro Sánchez, que es quien ha llevado a EH Bildu a los lugares de decisión, lo que suceda después será únicamente responsabilidad suya. Si el PNV, un partido de derechas de toda la vida, cuyo nuevo líder ha dicho que sólo se siente vasco, y EH Bildu, que odia lo español, consiguen más de un setenta por ciento de los votos en las próximas elecciones, los únicos responsables de lo que suceda después cuando se negocie un nuevo Estatuto y se reclame todo al más débil Gobierno de la democracia, serán los ciudadanos vascos. Y, en segundo lugar, el presidente español que blanqueó a Bildu.

Esta democracia y esta España que les privilegia por encima de todos los demás, que les permite crecer por encima de la media y tener menos paro y menos inmigración que cualquier otra autonomía, ha sido posible gracias a la unidad de los demócratas -hasta hace poco-, al sacrificio y eficacia de las Fuerzas del Orden y a la labor de los jueces. Hoy, sólo estos últimos siguen buscando y juzgando a los asesinos y tratando de frenar los cientos de homenajes públicos a los terroristas que salen de prisión.

"Sin memoria no hay democracia". La frase es de Pedro Sánchez. Jamás mentir salió tan barato. Ya lo ha demostrado en Navarra, pactando con Bildu. También en el Congreso de los Diputados. Dicen que, pase lo que pase, Sánchez apoyará al PNV para seguir gobernando en el País Vasco y contentará a Bildu cediéndole lo que pida en otras cuestiones. Todos se necesitan desesperadamente. Unos para avanzar en los privilegios, otros para no perder el poder. Sabemos que Bildu busca desmantelar el Estado de Derecho y acabar con la Constitución del 78. Pero si yo fuera el PNV no me fiaría de Sánchez. Y si fuera Sánchez, no me fiaría del PNV. Que se lo pregunten a Rajoy.