Mariano de la Puente

Percepciones

Mariano de la Puente


Héroes

04/06/2023

En la mitología un héroe era un ser nacido de un dios o diosa y de un ser humano por lo cual era considerado más que hombre y menos que dios. Hay diversos tipos de héroes. Los de ficción, que nos inspiraban cuando éramos niños o adolescentes, incluso queríamos parecernos a ellos. Están los reales que son ejemplo para la comunidad por su esfuerzo, siempre mal pagados y a veces maltratados como los médicos y el resto del personal sanitario, recordemos la pandemia, o los profesores. Junto a ellos los que se esfuerzan transmitiéndonos ánimo y  comparten su arte con nosotros de manera casi altruista, como son los músicos y otros personajes de la cultura. 
No debemos olvidar a los periodistas de los medios locales, capaces de transmitirnos información y conocimiento de lo próximo y lo lejano, en un tiempo en el que todo es devorado por los grandes medios y las redes sociales. 
Recuerdo también a esos otros héroes como Ramón Sampedro, con su muerte digna, y ahora a Carme Elias, actriz, quien con su testimonio explica cómo el alzhéimer avanza en ella. Su libro, 'Cuando ya no sea yo',  merece una lectura. Muchos son los que no citamos pero los conocemos. Todos tenemos en nuestro imaginario algún héroe ya sea ficticio, convencional  o real, y para cada uno de nosotros todos estos héroes son evidentes, reconocibles y ejemplares. 
Hay otros que diríase son hijos de un dios menor. A estos héroes quiero referirme, pues no se limitan al ejercicio de su profesión, y sobre estos quiero atraer la atención. No los vemos porque se mimetizan muy bien. Pasan desapercibidos, se confunden con lo cotidiano, y ese es su gran mérito: parecer invisibles. Son como un oxímoron, te das cuentas que existen cuando no están.
Aparece en un programa de la televisión local un individuo encaramado a una escalera. Llama nuestra atención y sonreímos cuando dice: «llego antes de que me avisen». ¡Es Jesús¡, el empleado municipal de Cardeñosa. Doy fe de que su afirmación es cierta. Si hay una persona dispuesta a facilitar la vida de sus vecinos es él. Alguno ha querido llamarle «Jesús del Gran Poder», no es eso, pero el nuestro se llama Jesús, se hace grande por como ayuda, y se diría que tiene superpoderes. Sabe de casi todo, es capaz de desarmar cualquier cachivache y arreglarlo. Al mediodía da de comer al hambriento y, sobre todo, es capaz de llevar paz y tranquilidad con su silencio y su calma.
Aquella imagen de la pantalla, allá arriba, me hizo pensar y caí en la cuenta. Estamos rodeados de personas que hacen que nuestra vida sea más fácil, hay muchas, esforzadas y calladas; inquietas y atentas. Gran torpeza no verlas y saber valorarlas como merecen.
Hay quienes se han convertido en sicólogos o sufridores de los conciudadanos realizando con paciencia las labores que antes hacían los curas ¿Qué es si no la barra de un bar donde algunos cuentan sus penas? En 'El Paso', la gente para, se detiene, es el bar del pueblo. Tras el mostrador Rafa oye paciente sus cuitas y desventuras ¿Y Los tenderos de esa España vaciada, profesionales como José Ángel, que mantienen el pulso de una sociedad? Sabemos que el cierre de una tienda o un bar es la avanzadilla de la muerte para una pequeña comunidad, y los que permanecen abiertos nutren a los pueblos de su entorno.
Algunos recorren con sus vehículos pueblos y pequeñas villas, evitan que sus vecinos pasen frío en invierno y  que dispongan de lo necesario al no poder ellos mismos proveerse, son los vendedores ambulantes. Llega el invierno. Una llamada a Antonio y se presenta con su camión para servir el gasóleo de la caldera. Hay nieve, ¿y qué? Va y punto. Sorpresa: tipo inquieto amante de la mecánica y curioso de la política internacional, otro descubrimiento.
Anónimos panaderos que se anuncian cada día con su estridente pitido como es el caso de Rodrigo. Un chileno, ya es español, perdido en la meseta castellana. Tipo alegre y siempre sonriente. 
Yolanda, Yoli para sus próximos, es nuestra empleada de correos, la cartera. Siempre corriendo, no en vano lleva este pueblo y otros más. Se adivina una amante de la lectura.
Con el trato casi diario vas aprendiendo sus nombres, es importante que sea así. 
La existencia de estos héroes nos parece tan normal y habitual que no le damos importancia. Es en las pequeñas poblaciones y comunidades donde se valora su trabajo que va más allá de lo meramente profesional; son la respiración asistida imprescindible para mantener a esa España vaciada con pulso.
Las personas mayores esperan para saludarles e intercambiar un par de palabras, durante poco tiempo pues han de atender a muchos, a todos.
Sí, también están vigilantes. Ángeles de la guarda capaces de saber por un mínimo detalle si todo va bien en casa del vecino. Me comentaba alguien que una persiana en posición no habitual, o un no salir a recoger el correo, o no colocar la bolsa del pan son señales de alerta, de que algo no marcha.
Nuestros héroes son mantenedores de la sociedad para que no decaiga, esforzados a pesar de que la recompensa no compensa. Cuidadores de todas y cada una de las personas más vulnerables aunque ellas no se den cuenta. Son un soplo de aire fresco y aliviador.
Héroe, según nuestro idioma, es: «persona que realiza una acción muy abnegada en beneficio de una causa noble». Estos grandes héroes de los pequeños pueblos son su alma, y tan imprescindibles como los otros héroes del principio de este artículo.