80.000 euros para la restauración de la torre de San Vicente

Mayte Rodríguez
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La obra tiene dos partes: de la primera solo falta la instalación del plomo de la cubierta; la segunda no ha empezado todavía y hay que esperar a que deje de helar para iniciarla

80.000 euros para la restauración de la torre de San Vicente - Foto: David Castro

Seguro que no ha pasado desapercibido a sus ojos el enorme andamio cubierto de una malla verde que hay de arriba a abajo de la torre campanario de la Basílica de San Vicente. A punto está de cumplir cinco meses instalado allí y todo  apunta a que aún seguirá un tiempo. La dureza de este invierno, sumado a que los trabajos de rehabilitación que se acometen allí «empezaron más tarde de lo previsto» está alargando la obra más de lo deseado. «Yo quería que estuviera ya terminado todo y el andamio retirado cuando empezaran las bodas, pero el día 15 tenemos ya una y ahí seguirá» la indisimulada tela verde, confiesa Fernando Gutiérrez, párroco de San Vicente, que no se atreve  a dar un plazo de finalización porque depende de factores ajenos incluso a la empresa que realiza los trabajos.

Los 80.000 euros de presupuesto de la obra que está realizándose proceden de las arcas de la propia Parroquia de San Vicente. «Es el dinero que recibimos de la venta de entradas a los turistas que vienen a ver la basílica, a veces la gente protesta por tener que pagar, pero de otra manera no tendríamos fondos para costear estas restauraciones», subraya.

La obra de restauración que está llevándose a cabo abarca dos partes, pero de momento solo se ha acometido la primera porque para la segunda tiene que mejorar el tiempo. Y de la primera parte, encaminada a «restaurar la cubierta de plomo de la torre del campanario, que estaba muy deteriorada», ya «se ha reforzado la estructura que hay por debajo, también muy dañada por las filtraciones de agua, se ha ido saneando todo y se han puesto impermeabilizantes», pero aún falta lo más importante: instalar la cubierta de plomo. «Los técnicos que se encargan de esas labores escasean y estamos tratando de concretar cuándo puede venir» uno a llevar a cabo esa tarea, añade.

Las campanas de San Vicente se restauraron hace unos años, por lo que no hace falta intervenir en ellas, aunque sí «se va a proteger la entrada de palomas a la torre» precisamente para evitar que, como sucede ahora, estas aves  duerman cada noche sobre las campanas, de ahí que estén repletas de excrementos, con el consiguiente daño derivado de la corrosión.

La segunda parte de la obra, aún por iniciarse de momento, será dar continuidad a los trabajos de restauración de los paramentos exteriores, en esta ocasión de la torre. «Hay que afianzar las zonas en las que ha habido mucha caída de material de las paredes, en algunos sitios incluso reponer piedra donde la pérdida es muy grande y en otros sitios simplemente hacer un revoque de cal y piedra molida con una fijación en la pared», detalla, mientras advierte que estos trabajos «no pueden hacerse mientras hiele». 

Es verdad que la rehabilitación que está llevándose a cabo ahora en San Vicente no pasa desapercibida, pero en realidad raro es el año en el que la basílica no sufre alguna obra de restauración. «No hemos parado nunca de hacer obras, otra cosa es que se haya tardado más o menos en cada proyecto», destaca Fernando Gutiérrez, quien admite que un Bien de Interés Cultural de esta envergadura exige una conservación casi permanente. «No hay más remedio que mantener, pero vamos haciéndolo poco a poco a medida que se va pudiendo», añade.

Prueba de que las restauraciones son un continuum en la basílica es que en «los dos últimos años se han restaurado los paramentos exteriores de los contrafuertes de la parte norte, que dan hacia la avenida de Madrid», recuerda. Pero antes esas mismas labores se centraron en la parte sur del crucero porque «se cayó una piedra de un capitel y a raíz de aquello ya se actuó en toda la zona, incluyendo el absidiolo pequeño, que es el suroeste». La siguiente fase fue actuar sobre los paramentos de las dos torres «hasta donde se alcanzaba» y, a continuación, «se siguió con la parte norte». Una vez que concluya la intervención actual en la torre,  no parece haber necesidades urgentes, pero «es necesario seguir», admite Gutiérrez, que piensa ya en «el ábside principal y el absidiolo noroeste». 

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