José Ramón García Hernández

Con la misma temperatura

José Ramón García Hernández


Todo se renueva

30/04/2023

Aquí en estos parajes que habito parece que ayer ha sido el último día del largo invierno y de la larga noche que le acompaña. Parece que como si fuera imposible, pero aquí la primavera no llega cada 22 de marzo con un ramito de violetas, si no cuando le viene en gana, eso sí siempre puntual para el mes de las Flores. Algunos se esperanzaban la semana pasada y el tiempo simplemente se vengó con una nevada, como para reírse de lo confiados que somos los seres humanos, que pensamos que siempre triunfa lo mejor, aunque sea al final de la película. Y eso que ya se que en nuestra querida España las temperaturas son casi veraniegas. Efecto de todo lo que vivimos y que ya no cabe en el marco del cambio climático.
Lo que ofrece de maravilloso aquí esta tardía y madura primavera, es su dimensión. Por una simple y llana razón. Allí todo convive y tiende a sobrellevarse e incluso a llevarse bien. El invierno es más puntual, salen algunas flores que se equivocan de estación, los árboles no se pelan del todo, algunos días llueve y otros hace frío, pero aparece el veranillo de San Miguel cuando menos te lo esperas, aunque casi siempre en septiembre. La escarcha aparece una noche para desaparecer con el mediodía. Nada entre la tibieza y la confusión, con lo cual hay que estar muy avisado y entrenado para saber qué sacar del armario y qué devolver al guardarropa. Toda una lección de vida que desde mi punto de vista nos erosiona más que cuando sabemos a ciencia cierta a qué atenernos.
Y sin embargo en estos lugares, el invierno es oscuro, frío, no se le ocurre aparecer a una flor ni para respirar, los árboles se apresuran en otoño a perder a raudales todas las hojas disfrazándose apresuradamente de todos los ocres inimaginables, se hielan los charcos como si alguien se hubiera dejado abierto el congelador sin preocupación por el coste de la electricidad. Aquí no hay lugar para equívocos. El invierno es rey y reina de la única forma posible, tiránica, que se note por todos y cada uno de sus habitantes. Con un poco de altanería abulense, siempre digo que en este país es el único lugar del mundo donde he pasado frío de verdad. Y es que claro un día de casi menos 20 grados se me ocurrió salir sólo con el abrigo a por el coche. Casi como estar sólo y sin compañía.
Y cuando todos a mi alrededor maldicen este tiempo, yo estoy tranquilo, porque se que en este mes de mayo todo se renueva, todo cambia. Por eso sé lo que todos vivimos en el presente enmascarados de futuro. Algunos se dejan arrastrar y piensan que el momento que viven durará para siempre, y asoma la peor de las compañeras que es la tristeza que quiere ahogar la esperanza. 
Y sin embargo un día paseas y ves los brotes de los árboles en posición de preparados, listos…ya. La primavera aquí es radical y por lo tanto tiene que confundirse con un verano descafeinado. No da para tener fruta en los árboles, sólo crecen sorprendentes y sabrosas fresas del suelo. 
En este extraño mundo que conoce el precio de todo, pero el valor de casi nada, las flores se compran, no crecen.  Aquí no da tiempo a que crezcan las flores para el mes de mayo, las plantan ya maduritas, pero sin arrugas, como si siempre hubieran estado allí, aunque sabemos que son flores turistas. Algunos somos muy partidarios de los turistas, porque incluso a modo de confesión, les diremos que alguna vez hemos sido turistas y hay que ver lo que esto nos ha ayudado para descansar, abrir la mente, el alma y los pulmones.  Estas flores turistas solo duran una estación y este es su cometido en esta primavera radical. Una flor de primavera, una mariposa de verano.
Y en esta renovación me ha sorprendido un ramillete de violetas auténticas, de las de antes, de las que nacen silvestres y huelen a gloria bendita. De las que nadie ha plantado y nadie ha traído, simplemente encontraron el pino a cuyo abrigo podrían crecer. Y tal vez, porque fueran las flores favoritas de mi abuela Anitilla y su casa siempre te recibiera con ese perfume, porque también se encontraban en el parque de San Antonio, me parece que este año, la primavera va a florecer con más violetas de las que esperamos.