Julio Collado

Sostiene Pereira

Julio Collado


Cristianos por el socialismo

24/04/2023

Sostiene Pereira que las últimas noticias sobre el desparrame de algunos pastores y pastoras evangélicos en la vida política en España le han llevado a los peores años del nacionacatolicismo. Como escribe el teólogo Juan José Tamayo,"Hasta ahora creía que estos grupos se ubicaban a la extrema derecha política, pero ahora estoy observando que, tristemente, han sido adoptados por el PP, que quiere contar con el movimiento evangélico fundamentalista porque considera que así sumará apoyo electoral". Con esta visión tan retrógada de los postulados religiosos que bebe en los caladeros de Trump y de Bolsonaro, no es extraño que el propio papa Francisco sea visto como un peligro comunista entre una buena parte de los feligreses españoles y mundiales.

Mientras reflexiona sobre esta vuelta atrás, recuerda los años en los que se extendió el Movimiento de Cristianos por el Socialismo y los intensos y ricos debates en los que participó dentro del PSOE. Había nacido en 1.972 en el Chile de Allende con el motivo de aportar la savia de los cristianos en aquella situación de peligro. Pero sus objetivos iban más allá que los de aquella coyuntura. Se partía de una doble e indisoluble fidelidad a Jesús y al mundo de los pobres y se ensayaba una nueva lectura del Evangelio que alimentara ideológicamente la lucha por un cambio de la historia en favor de los oprimidos. En España, se extendió a partir de 1.973 gracias al Encuentro Estatal que se celebró en Calafell aunque, por razones de clandestinidad, se llamó Encuentro de Ávila.

Los puntos de coincidencia en los postulados económicos y sociales del socialismo y ese Movimiento cristiano eran y son evidente. José M.ª García.Mauriño los resume así: optar por los pobres, los excluidos, los marginados, todas las víctimas de la globalización capitalista: parados, trabajadores precarios, mujeres, inmigrantes, jóvenes…Seguir al Jesús que fue crucificado por los poderes políticos y religiosos de su tiempo no por los pecados de los hombres; creer en el mensaje evangélico y no en los dogmas emanados de la jerarquía de una Iglesia que se sitúe al lado del poder económico y de los Gobiernos que opriman a las gentes más humildes; buscar un Socialismo que es sobre todo un proyecto de vida, social y política, que debe empezar por una deslegitimación clara y radical del capitalismo por ser un sistema radicalmente inhumano.

Las coincidencias entre el socialismo y el cristianismo están a la vista y no cabe duda que el sesgo social y político del Evangelio está mucho más cerca de los programas socialistas actuales que de los conservadores. Basta para comprobarlo, con abrir los documentos de una organización minoritaria del cristianismo como la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), fundada en 1946 y que se mantiene viva a pesar de las trabas de la Jerarquía eclesiástica. Al leerlos, se constata la inmensa distancia entre su modo de ser cristiano y el de los evangélicos que bendicen las políticas de inmigración y del capitalismo más ramplón del PP y de VOX, oran para que sigan en el poder y piden, sin complejos, el voto para ellos. El adjetivo cristiano sirve para un roto y un descosido.

Unos ejemplos servirán para demostrar lo dicho anteriormente. El Cuaderno 24, año 2023, de la HOAC se abre con esta cita del papa Francisco: "El individualismo no nos hace más libres, más iguales, más hermanos. La mera suma de intereses individuales no es capaz de generar un mundo mejor. El individualismo radical es el virus más difícil de vencer. La afirmación de que todos los seres humanos somos hermanos y hermanas, si no es solo una abstracción, sino que toma carne y se vuelve concreta, nos plantea una serie de retos que nos descolocan, nos obligan a asumir nuevas perspectivas y a desarrollar nuevas reacciones".

Y unas páginas más adelante, otra cita de Francisco: "En este sistema (capitalista) se ha sacado a la persona humana del centro y se ha reemplazado por otra cosa. Porque se rinde un culto idolátrico al dinero… Tenemos que cambiar, tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que, sobre ese pilar, se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos...Es posible aceptar el desafío y pensar en otra humanidad. Es posible anhelar un planeta que asegure tierra, techo y trabajo para todos"...Hace falta sentir que nos necesitamos los unos a los otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo...El gran objetivo debería ser siempre una vida digna a través del trabajo...Un trabajo que no cuida, que destruye la creación, que pone en peligro la supervivencia de las generaciones futuras, no es respetuoso con la dignidad de los trabajadores y no puede considerarse decente"..