El Amarrado cumple un cuarto de siglo con buena salud

I.Camarero Jiménez
-

La conocida Banda de Cornetas y Tambores se sumerge en un 2023 que es clave y lo hace ganando peso en la Semana Santa abulense y consolidándose en la de Andalucía. Sin apenas subvenciones, son capaces de autofinanciarse y seguir

El Amarrado cumple un cuarto de siglo con buena salud - Foto: David González

Hace poco que comenzó el 2023, un año ya grabado a fuego en el calendario de la banda de cornetas y tambores El Amarrado, no en vano celebran el XXV aniversario de su creación. Lejos quedan ya unos inicios con apenas una treintena de músicos en sus filas pues ahora han multiplicado por tres esa cifra con creces y superan el centenar.  Alrededor del 25% de los componentes de la banda están desde los inicios de la misma, estuvieron cuando se gestó, pero poco a poco se han incorporado muchos más, sangre fresca, si se permite la expresión. El más joven tiene 13 años, pero el mayor, unos 65.

Los inicios fueron difíciles porque los primeros músicos  pertenecieron a la Banda de Semana Santa de Ávila, ya desaparecida. Al principio no acabó de sentar bien su nacimiento, pero como dice el presidente y director del Amarrado, Tomás García, «el tiempo, al final, pone las cosas en su sitio» y las relaciones con las cofradías y la Junta de Semana Santa son buenas. De hecho en este año, el del aniversario, han ganado peso con más actuaciones en la Semana Santa abulense.Tocaránn el viernes con los Afligidos; el sábado, con los Estudiantes y el martes santo, con la Hermandad de Nazarenos de Jesús Redentor ante Caifás y Nuestra Señora de la Estrella.El crecimiento de la banda es evidente, como lo es también el reconocimiento del público, tanto de Ávila como de fuera. Algo que se demuestra en el incremento de actuaciones, ésas que permiten que «nos autofinanciemos», reconoce García. Es lo mejor de esta larga trayectoria en la que se han cumplido la mayoría de sus sueños, aunque también han tenido algún tropiezo. 

«Tuvimos una banda juvenil con casi 25 músicos y una infantil, con más de 45 en un local de ensayo, pero no la hemos podido mantener por falta de ayudas. Duraría 4 ó 5 años». Así las cosas lo que hicieron fue integrar a los mayores dentro de la banda, a aquella cantera «pero nunca con menos de 12 ó 13 años».Tiene mérito el haber podido sumar profesionales (autodidactas) a sus filas porque «ningún músico de la banda cobra». Pese a ello, los ensayos son muy numerosos en afluencia y hasta cuatro hacen a la semana, de lunes a jueves y de dos horas de duración «dedicadas a un instrumento». En algún caso la gente, como decíamos lleva ensayando «los 25 años; en otros, incluso más, pues ya venían de la Junta de Semana Santa que vio antes la luz». Por supuesto que hay casos que menos, pero son muchas horas las que se dedican «como para tocar bien» y eso es lo que al final han conseguido hacer y lo que «nos motiva para seguir sumando». 

Hablamos de una banda con músicos de Ávila en general, pero también de fuera: «Hay gente de Medina del Campo, de Segovia, de Madrid, de Tarancón, de Humanes, de Talavera...» Forman parte de la banda pero «lógicamente no pueden venir cuatro días a la semana hasta aquí para ensayar y muchos lo deben hacer en casa».Todos tocan eso sí en los conciertos.Sorprende la llegada de músicos de fuera incluso en el propio Amarrado porque en sus lugares de procedencica «hay bandas de cornetas, buenas instalaciones y locales de ensayo... Aquí no tienen eso, pero quieren tocar en una buena banda» y ahí entiende García que «lo somos».

Desde estas líneas han querido agradecer a Gonzalo Súnico, como responsable del Lienzo Norte «su apoyo y gestión» pues allí es donde ensayan la mayor parte del tiempo, pero claro no es el lugar apropiado ya que «dependes de los horarios de la gente que está allí, no puedes dejar montados tus atriles, tus pizarras, o los instrumentos porque otra gente necesita el espacio. Ahora se está rodando una serie y hemos tenido que salir y ensayar en el parking del Rastro porque necesitan el Lienzo para otras cosas». Es por lo que ansían poder contar con un lugar de ensayo. Acubierto por supuesto, pero también en la calle porque «es ahí donde actuamos cuando hablamos de procesiones, al aire libre.Además la acústica en la calle no es lo mismo que en un local cerrado. Tenemos que desfilar también».

Un apunte más, recordar que el nombre de El Amarrado se corresponde con el de una de las imágenes con mayor valor artístico de la ciudad, la realizada por el escultor Gregorio Fernández en el año 1632 bajo el encargo de los Carmelitas Descalzos. De ahí lo tomaron.