Editorial

El cuidado de los animales, una cuestión que depende de todos

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Habla mucho de cómo es una sociedad la manera en la que tiene de tratar a los animales que forman parte en ella. De un tiempo a esta parte ha crecido la sensibilidad por parte de las personas hacia los que son sus animales de compañía, pero por lo que se puede presenciar en algunas actitudes, todavía queda mucho camino por recorrer. La Ley de Protección Animal que entró en vigor el año pasado, aunque tiene algunos aspectos verdaderamente discutibles, va un poco encaminada hacia esa mejoría de trato a mascotas y resto de animales en general, un empeño loable  empañado por ciertas medidas que, no obstante, no estuvieron exentas de polémicas y mal acogidas por algunos de los afectados.

En el caso de Ávila está claro que en este apartado tenemos una asignatura pendiente sobre todo si atendemos a los datos que la sociedad protectora de animales Huellas maneja con respecto al año pasado, en donde tuvo que recoger a un total de 373 animales para sacarlos de la calle y acogerlos en su sede, lo que significa más de uno por día, de ahí que para unos amantes de los animales como ellos el calificativo de desolador a ese año se entienda perfectamente. Ese dato además es más preocupante si se tiene en cuenta que son 100 más que el año anterior, lo que apunta a un retroceso importante en este apartado cuyas razones había que estudiar para intentar solucionar ese problema.

Es cierto que cada vez hay más campañas de concienciación y que en relación con otras épocas el trato con los animales ha mejorado, pero por lo que se puede comprobar no lo suficiente. Tener esa cantidad de principalmente perros y gatos abandonados no deja a los abulenses en buen lugar, de ahí que sea oportuno y pertinente realizar un llamamiento en primer lugar a la responsabilidad de quien tiene una mascota para que sepa que no está adquiriendo un juguete de usar y tirar, sino que tiene que ser consciente de que es un ser vivo que tiene una serie de derechos que hay que proteger y garantizar. Y también conviene recordar a todos que además de la acogida hay otros formas como el apadrinamiento o el voluntariado, que también pueden ayudar a que el problema sea más llevadero para los animales que son los que lo sufren, pero también para una sociedad protectora que tiene que hacer auténticas esfuerzos muchas veces personales para poder cumplir con un cometido que nace de su amor a los animales, pero que también cumple con un servicio a la sociedad que hay que facilitar.

Está bien reivindicar a las administraciones a que se impliquen en esta mejora, pero hay que recordar también la necesidad de que cada uno de nosotros tome conciencia  de que es algo de todos y de que los animales, muchas veces única compañía, se lo merecen.