Las fiestas de Nuestra Señora de la Cabeza llegaron este domingo a su momento culminante con el traslado de la Virgen desde su ermita hasta La Encarnación donde, tras la misa oficiada por el capellán del convento, el padre Alfredo, salió en procesión por las calles del centro de la ciudad en dirección a la ermita de Nuestra Señora de Las Vacas, recuperando así esta tradición que desde hace unos años no se repetía.
Portada por cuatro mozos de la Ascensión y acompañada por miembros de su cofradía, fieles, estandartes de gloria y la música de las dulzainas, la Virgen de la Cabeza se encaminó por la Ronda Vieja hacia el Arco del Carmen y desde allí, por Vallespín, hacia el Mercado Chico y luego el Grande, para realizar el cambio con los mozos de Las Vacas que llevaron la imagen hasta su ermita, donde hubo un cántico y una oración. Luego continuó la procesión por las calles Deán Castor Robledo y San Segundo hasta la ermita del Humilladero, donde hubo otra parada para rezar antes de regresar a La Encarnación, donde hubo una invitación a los portadores de los diferentes estandartes de las cofradías participantes.
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Esta tarde, previa parada en San Martín para rezar la Salve, la Virgen volverá a su ermita, donde tendrá lugar una subasta de regalos e invitación a unas pastas.