Pablo Serrano

CARTA DEL DIRECTOR

Pablo Serrano


Promesas electorales

09/07/2023

Estamos en campaña, en una nueva campaña electoral con rumbo a las elecciones generales del domingo 23 de julio. Así, el verano ha comenzado de manera distinta a lo que estamos acostumbrados, y no porque los meteorólogos siguen advirtiendo que estamos en el momento más cálido de la historia (al menos desde que se guardan registros). En otras condiciones la mente estaría más en sombrillas, piscinas, refrescos y tinto de verano que en política.
El ciudadano está con esa actitud de sí, hay elecciones, lo sé, pero no me des la matraca más de lo necesario, que yo ya sé lo que tengo que hacer. Así visto, el elector, en términos generales, no renunciará ni a sus vacaciones ni a votar. Prueba de ello es que se prevé que el número de peticiones de voto postal se pueda duplicar. Sólo habrán renunciado a las vacaciones aquellos a los que el trabajo les ha obligado a hacer un reajuste del calendario estival y, sobre todo, a los designados para ocupar las sillas de las mesas electorales que no han podido justificar su ausencia.
Quizás esto venga propiciado porque la ciudadanía es consciente de la trascendencia de los comicios porque, todo apunta a ello, vivimos un momento decisivo de la historia contemporánea española, y los ajustes que se hagan en los próximos años marcarán el rumbo de la nación. Por eso, también en Ávila, como en el resto de las provincias, la campaña se va a vivir en clave nacional. A pesar de que algunos debates y estos discursos nacionales puedan estar al filo de superar esa matraca que rechaza el votante, éste tiene claro qué se juega y cuál es su preferencia. 
Así, ya pasó el tiempo de hacer grandes promesas territoriales de proyectos millonarios porque ahora no estamos en eso. Ese atractivo pasó a mejor vida. Porque aquí y en otras provincias muchos de estos proyectos siguen guardados en cajones ministeriales. Que nadie piense que lo del Prado o lo del ferrocarril solo pasa en Ávila. Ojo, que esto no quita para que se sigan defendiendo proyectos atractivos ni reclamar el impulso definitivo a esas carpetas polvorientas para el desarrollo de esta provincia, aunque no olvidemos, por mucho que esté cambiando la política, solo podrán impulsarlos los dos grandes partidos tradicionales (PP y PSOE), que son, hoy por hoy, y entiendo que, por muchos años, los llamados a gobernar el país. Así visto, la promesa territorial ya no tiene tirón… y la nacional, pues habrá que ver, porque por muy escandalosa que sea, como la millonaria y suculenta oferta para los jóvenes de 18 años, y para los padres de menores de 18 años de Sumar, mucho votante se lo toma con cierta ironía, porque más allá de que se pueda o no cumplir, la opinión pública comprende que a lo que algunos partidos aspiran es a propiciar un cambio de modelo de estado.
Total, que la manera de guiar el país está en juego. Tanto, que hasta se ha llegado a poner en cuestión el papel de los medios y, lo más preocupante, de los periodistas. Parece que poder y periodismo siguen enfrentados, afortunadamente por el bien de la democracia. Pero ojo, que como el poder llegue al punto de estas conmigo o contra mí se va a liar gorda.
Así andamos, y en vez de seguir construyendo sobre lo que nos une –que lo hay–, se prefiere la trifulca que alimentan los extremos y quienes optan por mirarse el ombligo. En fin, veremos a ver cuánto dura.