Nos dejó Rafael Sánchez Ferlosio un libro cuyo título a la luz de los acontecimientos posteriores parece ungido por el misterioso don de la profecía: "Y vendrán más años malos y nos harán más ciegos". No era un libro de política, ni de sociología, pero la fuerza de sus aforismos, a los que llamaba 'pecios', instala en el ánimo del lector con tal fuerza la idea del naufragio que es imposible resistir la tentación de establece una analogía con el momento histórico que nos está tocando vivir. Termina un año que nos deja un penoso deterioro de las instituciones. No todas, pero sí algunas de las principales.
Desde el Parlamento convertido en dócil correa de transmisión de las jerarquías de los partidos, al Ejecutivo de coalición, transformado en puerto de expedición de leyes diseñadas con propósitos de ingeniería social o elaboradas al dictado de socios políticos (ERC) que han conseguido cambiar el Código Penal para eludir la acción de la Justicia. Por no hablar del descrédito del CGPJ o el Tribunal Constitucional, instituciones clave para el necesario equilibrio que aporta la separación de poderes en los Estados democráticos.
Se salva la Corona porque el Rey Felipe VI supo estar a la altura del papel de moderador y árbitro que le asigna la Constitución (Art. 56) como Jefe del Estado y símbolo de su unidad y permanencia, aunque la institución, como tal, también salió tocada en razón del penoso acontecer que rodea la figura histórica de Juan Carlos l, el rey emérito, exiliado de facto en Abu Dabi.
Lo malo de la 'profecía' de Ferlosio es que, en su segunda propuesta, invita a pensar que lo que está por venir es un escenario de ceguera. En este caso de ceguera política como resultado de la facilidad con la que la gente olvida escándalos o desmanes políticos como los que hemos conocido este año. Olvidar lo que supone la reforma del Código Penal para suprimir el delito de sedición y la rebaja de las penas por malversación para favorecer a los sediciosos del procés. O el escándalo de las excarcelaciones y rebajas de condenas a delincuentes sexuales en razón de las deficiencias técnicas de la Ley Montero llamada del "solo sí es sí". Por no hablar del olvidado volantazo dado por Pedro Sánchez en la política sobre el Sahara plegándose sin explicación alguna a las tesis anexionistas de Marruecos.
2023 es año de urnas. Y en democracia las urnas quitan y ponen en su sitio a los políticos. Ojalá la profecía de Ferlosio se quede en lo que fue: el muy recomendable libro de un genio a quien Miguel Delibes tenía por el "mejor Cervantes que se ha dado en España".