Sonsoles Sánchez-Reyes

A otra luz

Sonsoles Sánchez-Reyes


Pintor Caprotti (II)

16/05/2024

Guido Caprotti había nacido en 1887 en la ciudad lombarda de Monza, por lo que a su nombre gustaba de añadir "da Monza", pues "da" en lengua italiana indica procedencia.
Caprotti recalaba en Ávila por azar. El 27 de noviembre de 1916, viajando en el expreso París-Madrid, para copiar en el Museo del Prado el lienzo de Velázquez "Pablo de Valladolid" por encargo de un cliente, una gran nevada dejó bloqueado el tren en la estación de Ávila. El pintor fue hacia el Hotel Inglés (posteriormente Hotel Continental, junto a la catedral), que le recomendaron por ser entonces el más emblemático de la ciudad. Y recordaría así el impacto que Ávila le produjo: "al llegar ante una muralla espectacularmente nevada (…) la luz me llenó los ojos y el alma".  "En la noche esplendorosa de Plenilunio, bajo un arco de la muralla", un sereno daba la hora, lo que le conmovió. El entorno le cautivó y lo que parecía una parada de tres días se convirtió en de por vida.  
Solicitó al Ayuntamiento un espacio para pintar, y le ofrecieron un local del desaparecido Alcázar, que solían ceder a pintores de paso. Su primera obra reflejó esa visión nocturna a su llegada: "Los ojos de la noche" (1917), un grupo de serenos bajo un arco de la muralla y Ávila como fondo. Y al año siguiente, ahondando en idéntico motivo, en "La voz de las tinieblas" plasmó a un sereno ante la iglesia de San Esteban. El cuadro formó parte de su primera exposición individual en España, el 23 de abril de 1918, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, y le valió varias distinciones. En lo sucesivo pintaría numerosas escenas costumbristas abulenses.
Solo año y medio después de arribar a nuestra ciudad, el 24 de abril de 1918, Caprotti era nombrado hijo adoptivo por el Ayuntamiento, por unanimidad de los asistentes a la sesión municipal semanal (que tenía lugar los miércoles a las 16 horas): el alcalde, Juan de la Puente Sánchez, y los concejales Fournier, Martín, González Vallejo, Delgado Porres, Sanz, Nieto, Muñoz, Ávila y Melero. En la sesión de dos semanas más tarde, el secretario daba cuenta de la carta de agradecimiento del pintor.