Editorial

Apuesta exitosa por los buenos productos del campo abulense

Diario de Ávila
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Apostar por lo nuestro cuando lo merece, y este es el caso, no es solamente muy recomendable sino también lo más inteligente

No hay mejor reivindicación, por coherente y por efectiva, que la que se hace a través de los hechos y no solamente con palabras, y algo así es lo que lleva ocurriendo desde hace varios años un sábado de principios del mes de diciembre con la celebración del Mercado Agroalimentario de Ávila, una cita prenavideña esperada por todos los implicados –productores, consumidores y organizadores– porque a todos beneficia, y porque, además, significa un reconocimiento explícito de uno de los grandes valores que tenemos en nuestra provincia: una agricultura y una ganadería de primera, no por cantidad sino por calidad.

Ayer, de nuevo en ese espacio que ha hecho suyo que es la Cubierta Multiusos, 35 pequeñas empresas de alimentos ricos en sabor y en calidad –carnes, quesos, legumbres, frutas, miel, aceite, panadería, dulces...–, la mayor parte de ellos de nuestra provincia, se dieron cita para, haciendo efectiva y de alguna manera fácil y cómoda la tan olvidada relación directa entre el productor y el consumidor, posibilitar ese contacto de alguna manera enriquecedor, y no solamente en lo material porque permita que los precios de venta al público sean menores que cuando participan intermediarios en el proceso de compra-venta. 

No sólo reside el valor de esta cita, que organizan UGT y UPA y que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de la capital, en esa posibilidad de comprar a precios más bajos de lo habitual productos de primera, que ya sería suficiente para tenerlo en cuenta, sino también en ayudar un poco a los productores abulenses a que encuentren una mejor salida a sus productos, ayudados por sus paisanos, consiguiendo que ambas partes queden satisfechas.

Ahora que vivimos en la aldea global en lo que se refiere a la comunicación y casi también al consumo, parece que se aprecia más que antes la cercanía con lo nuestro en todos los sentidos, porque nos ayuda a reforzar nuestra identidad y también nuestra economía, y ese aprecio por la proximidad vale también cuando uno descubre –o redescubre– que en esta misma provincia puede disfrutar de una riqueza gastronómica envidiable y a unos precios que a veces varían muy poco con respecto a otros alimentos menos sabrosos y/o también menos saludables, una oportunidad que no sería bueno desaprovechar. 

Apostar por lo nuestro cuando lo merece, y este es el caso, no es solamente muy recomendable sino también lo más inteligente a corto, medio y largo plazo, y no es chauvinismo fácil teniendo sobre todo en cuenta que otros más lejanos saben venderse muy bien sin quizás tanto mérito, y también que todo lo que se nos vaya fuera, aunque sea citar a Perogrullo, es esfuerzo perdido que tarda en recuperarse o nunca vuelve.