Gonzalo M. González de Vega y Pomar

En mi azotea

Gonzalo M. González de Vega y Pomar


En boca cerrada no entran moscas

11/05/2024

Ha sido ésta una semana de varias alegrías en el ámbito deportivo. La primera y la más esperada, a pesar de los nervios que nos causaron en sus últimos partidos, el ascenso a la 2 RFEF del Real Ávila y que todos celebramos. Unos el domingo en el campo, otros a través de La8 Ávila y muchos, el lunes, en el recibimiento oficial en el Ayuntamiento con el deseo de que los encarnados continúen con esta buena racha en siguientes temporadas. Contentos, igualmente, con el campeonato de la regional femenina de futbol sala logrado por el Ávilasala, así como por las tres medallas de oro –dos de Sara Jiménez Sánchez Morate en kata y kumite junior y una de Alonso Hernández Hernández en kumite alevín–, en el V Campeonato Internacional Costa Quebrada celebrado en Cantabria. A ello se suman las dos medallas de plata y una de bronce que el abulense Iván Romero ganó en el Spanish open de Salvamento y Socorrismo, en Elche. No pudo sumarse a este júbilo el Diocesanos al descender de categoría, pero lucharán por volver a subir la próxima temporada.
Lo que también esperamos, bastante más complicado, es que ese contento llegue a la política desapareciendo la crispación que existe tanto a nivel nacional, como autonómico, provincial y local. Aplaudiríamos que todas las personas, de cualquiera de las formaciones que nos representan, dejen a un lado sus intereses partidistas y miren más por lo que, de verdad, preocupa a los ciudadanos. Vemos que esto les trae al pairo. Sería muy positivo que unos y otros paren de decir, de boquilla, que lo más importante es sentarse a hablar y buscar acuerdos cuando luego no lo llevan a la realidad.
No hace falta irnos muy lejos. Basta con quedarnos en el Mercado Chico para comprobar que eso de llegar a pactos es complicado. El equipo de Por Ávila, en minoría esta legislatura, desde el principio tendió su mano a los tres partidos de la oposición para que el mandato estuviese marcado por el dialogo porque, como dijo el alcalde al tomar posesión, «esto no va de derechas ni de izquierdas, va de Ávila».  
Hasta ahora el diálogo poco escaso como, los últimos meses, hemos visto en la no aprobación de los presupuestos y luego en la no presentada moción de censura, impulsada por los siete concejales del Partido Popular con el único fin de recuperar la alcaldía. El portavoz de Vox, José Manuel Lorenzo Serapio, a la vez tendía la mano a un pacto de gobierno y a esa posible moción, luego no la vio viable, les era imposible ir de la mano del PSOE, e insistió en repetir «nosotros seguimos tendiendo la mano al equipo de gobierno, pero nos lo ponen muy difícil, porque no cumplen su palabra».
Los socialistas no se encontraron con los de Abascal «ya que no tenemos nada que ver con este partido de ultraderecha, xenófobo y racista» pero sí –por cortesía– se reunieron con el PP, aunque, como dijo su portavoz, Eva Arias, veían muy difícil llegar a buen puerto, a pesar del «optimismo» manifestado por su representante. Notaron escasa seriedad en la reunión al no poner sobre la mesa proyecto alguno de Ciudad y sí decir que el alcalde habría de ser Jorge Pato y ya tenían repartidas las concejalías, ofreciéndoles las que quedaran libres. ¡De coña!
Ello hizo que dieran su «no rotundo» a la posible moción de censura promovida por el PP al que, parece ser, ahora no le importaba «echarse al sanchismo». Algo que, no se cansaron de vocear en la campaña electoral, acusaban iba a hacer Por Ávila si no obtenía la mayoría. Solo desean quitar el sillón a Sánchez Cabrera.
En política, además de ceder por ambas partes,  a veces es mejor no hablar ya que  «en boca cerrada no entran moscas».