Celebrar a Venancio Blanco

D. Casillas
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Arranca en Ávila con una muestra de dibujos el programa que durante 2023 recordará, en el primer centenario de su nacimiento, la grandeza de este artista salmantino

Celebrar a Venancio Blanco

Fue el salmantino Venancio Blanco (1923-2018) uno de los más destacados escultores españoles del siglo XX, un artista plástico dominador de varios géneros y estilos reconocido unánimemente por la calidad y la originalidad de su obra que, además, recibió por ese altísimo nivel algunos de los premios más importantes de nuestro país, comenzando con el Nacional de Escultura del año 1959.

Murió él pero, como ocurre con los grandes creadores, su obra sigue plenamente viva y siendo capaz de emocionar y de hacer disfrutar a quien la contempla, y un buen ejemplo de esa capacidad para contactar con el público es el puñado de dibujos que desde ayer se exponen en la sala subterránea del Episcopio, en una exposición titulada muy originalmente 'La imperfección justa' que tiene el interés añadido de ser la que abre, precisamente en Ávila, la celebración del centenario del nacimiento del artista.

47 dibujos  realizados en los últimos años de su vida y 'transformados' por la fotocopiadora, en una técnica que el propio Venancio Blanco denominó electrografía, desvelan en las paredes del Episcopio la fuerza de unos trabajos que siendo de alguna manera bocetos, por lo esencial de unas formas que ni quieren ni necesitan ir más allá de las líneas básicas definitorias de lo retratado para abarcarlo como un todo, son capaces de transmitir mucho.

Celebrar a Venancio BlancoCelebrar a Venancio BlancoEn esos dibujos, que reflejan patinadores, tenistas, toros, flores, caballos, gallos, temas religiosos, abstracciones y figuras humanas, lo justo en su delineación es más que suficiente para que no falte nada en el retrato del alma de cada una de los referentes elegidos, que no otra cosa es el arte: llegar al fondo. Quizás por esa justeza en las líneas, que nada tiene de racanería y sí mucho de acendrada maestría, ha sido denominada la exposición con ese irónico título, en el que la imperfección a la que alude no es más que la no necesidad de, digamos, cargar las tintas.

Inauguraron la exposición Ángel Hernández, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Ávila; Francisco Blanco, hijo del artista homenajeado, y José Félix García Martín, vicepresidente de la Fundación Venancio Blanco, explicando el primero que «esta exposición llega a Ávila de la mano de la Fundación Venancio Blanco, con quienes comenzamos a colaborar en 2019». Sobre la muestra, que podrá visitarse hasta el día 4 de enero, añadió que «estamos ante una exposición novedosa en el sentido de que Venancio Blanco, a la edad de 94 años, decidió innovar usando una máquina, en concreto una fotocopiadora, para la creación de sus obras, lo cual habla de una persona absolutamente joven, con ganas de seguir trabajando, y precisamente así murió, con las botas puestas».

Sobre el título de 'La imperfección justa', con la que arranca la celebración del Centenario del nacimiento de Venancio Blanco, comentó Ángel Sánchez que «se puede interpretar de muchas maneras, pero creo que habla de que toda la obra refleja el uso de esa imperfección justa que es el trato de la máquina con el ser humano».

Francisco Blanco manifestó estar «muy agradecido de volver a Ávila a mostrar la obra de mi padre, y agradecido al Ayuntamiento y a las personas de la Fundación Venancio Blanco que han hecho posible esta exposición, en un espacio tan bonito y que ha quedado muy bien montada».

«hablaba con el dibujo». Entrando en el contenido de la muestra, añadió que «mi padre hablaba con el dibujo, se expresaba con el dibujo, miraba con el dibujo, y esta exposición es una muestra más de cómo se expresaba desde el lápiz y desde el papel, pero con algo más, ya que descubre la fotocopiadora, nueva para él, como un nuevo modo de expresión». Es por eso, añadió, que estamos ante «exposición muy original porque Venancio, siempre joven, siempre abierto a las nuevas tecnologías, descubre en esa máquina una nueva posibilidad expresiva, y partiendo de sus dibujos, con esa máquina, consigue crear una nueva realidad, otro dibujo que es el resultado de la colaboración entre la máquina y el artista, y es lo que exponemos en esta ocasión».

La colección de imágenes traídas a Ávila tiene asimismo el interés, siguió el hijo del artista, de que «da cuenta también de la inquietud creativa del artista, siempre hombre de su tiempo y siempre abierto a una nueva tecnología para él. Yo le vi muchas veces en su taller con la fotocopiadora, entusiasmado, metiendo un dibujo, ampliando, poniendo color… era un entusiasta».

En conjunto se exponen 47 obras «que dan cuenta y hacen un recorrido por el imaginario artístico de mi padre, que era muy rico, muy variado, muy ameno, la figura humana, el desnudo, flores, deporte, tema religioso, mi padre tocaba todos los palos, como en el flamenco, y los transformaba desde su propia manera de mirar la realidad».

Sobre el título elegido para la muestra, comentó Francisco Blanco que «lo de la ironía os la dejo a vosotros y yo me quedo con lo justo, porque cuando yo le propuse la Fundación hace años me respondió que si sabía el lío en el que me iba a meter, yo le comenté que lo sabía pero que valía la pena y él se lo merecía, a lo que me contestó que la fundación debería ir siempre al ritmo justo para gozarla, de manera que el concepto de justo él lo tenía muy aprendido, porque la belleza, el gozar de la belleza, del arte, tiene que ser en la medida justa, y eso es también una lección de vida de las que él siempre daba».

Acabó su presentación el hijo del artista salmantino afirmando que «me alegra también decir que ésta es la exposición que anuncia el centenario de mi padre, que celebraremos desde la Fundación Venancio Blanco con mucha alegría el año que viene... Y espero que vengamos a Ávila con alguna cosa más en ese año del centenario, porque aquí nos sentimos como en casa».