Homenaje a Picasso en el Jorge Santayana

D. Casillas
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Los profesores Tomás Hernández y Francisco Zudaire, con la colaboración de cien alumnos, han creado una exposición que recrea lo más significativo de la vida, obra e influencias del artista malagueño, acompañada con recreaciones de algunas piezas

Homenaje a Picasso en el Jorge Santayana - Foto: Isabel García

Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Crispiniano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso, polifacético, brillante y también controvertido creador español que llenó e influyó como ninguno otro el arte universal del siglo XX, por méritos propios y porque supo maniobrar también como ningún otro en el mundo de las 'redes sociales' del momento para promocionarse con sobresaliente y rentable eficacia, murió hace 50 años, el día 8 de abril de 1973, momento en el que se hizo inmortal.

Su figura, admirada con unanimidad en el mundo de la cultura al tiempo que cuestionada en algunos aspectos de su vida privada (esencialmente por su relación con las mujeres y por desplegar un ego que no pocos tacharon de desmesurado), ha traspasado épocas sociales y culturales, fronteras políticas y de pensamiento y límites entre las más variadas disciplinas creativas, pero a pesar de ser una personalidad tan sobresaliente no es tan conocida por las nuevas generaciones como quizás sí lo es entre las anteriores.

Para conocer mejor a la persona y al creador y para disfrutar del mucho y muy variado arte que dejó Pablo Picasso a lo largo de su larga y fructífera vida como creador, en la que se movió con igual soltura en la pintura, la escultura, el grabado y la cerámica, teniendo además una enorme capacidad de influencia en otras disciplinas como la fotografía, el cine y la literatura, se ha abierto una interesante puerta en el instituto Jorge Santayana de Ávila, en donde dos profesores de Artes Plásticas, Tomás Hernández y Francisco Zudaire, con el apoyo de la directora, Victoria Régil, y la colaboración activa y muy enriquecedora de un centenar de alumnos de Plástica, han convertido el luminoso vestíbulo del centro en un espacio en el que conocer bastante a fondo, a modo de homenaje en este aniversario tan oportuno, la vida y la obra del pintor malagueño de la mano de varias perspectivas.

Homenaje a Picasso en el Jorge SantayanaHomenaje a Picasso en el Jorge Santayana - Foto: Isabel GarcíaSe reparten por este vestíbulo muchos acercamientos a los muchos 'picassos' que existieron, con el objetivo, y eso es muy importante, de abarcar sus numerosas aristas siempre desde una perspectiva objetiva que nace de la información objetiva y que se completa con su inagotable fuerza inspiradora.

Explicó Tomás Hernández que este proyecto comenzó a germinar a principios del presente curso académico, con la organización de todo el trabajo que se iba a llevar a cabo, pero no fue hasta el mes de febrero cuando la exposición fue tomando forma con la ejecución de las primeras piezas por parte de los alumnos de 1º, 3º y 4º de Plástica –no los hay de 2º porque los veleidosos caprichos de las leyes educativas no han considerado oportuno que esta asignatura se imparta en ese curso–.

Hubo que esperar un poco más para que todo el proyecto, ya convertidas las ideas en realidades palpables (o más bien visibles, mirables), tomase la forma de esa grande, variada y rica exposición que, de la mano de varias obras y paneles informativos, abarca las muchas aristas, algunas suaves, otras muy angulosas, que definieron (u ocultaron) a Picasso.

Pueden verse colgadas del primer piso del alto vestíbulo decenas de reinterpretaciones que de uno de los retratos de Picasso han hecho los alumnos del instituto; sobre una mesa se sitúan recreaciones de esculturas y cerámicas que los jóvenes estudiantes han hecho inspirándose en otras obras del malagueño que los franceses quieren a veces hacer creer que nació en aquel país porque en él desarrolló la mayor parte de su trayectoria creativa; en un rincón se puede ver una bonita acuarela de inspiración picassiana, y también a la entrada, con la implicación de algún padre, luce una espina de pez realizada en metal.

paneles informativos. Junto a esas obras (120 dibujos, 40 recreaciones de cerámicas, 30 bodegones, 170 carteles), este proyecto se completa con un buen número de paneles en los que se ha recreado buscando la máxima exhaustividad, con las palabras justas y una estupenda elección de imágenes que ayudan a entender bastante mejor el contenido del discurso escrito, la vida y obra de ese artista que cambió el arte del pasado siglo.

En esos grandes carteles ilustrados, también atractivos en su diseño para no resultar cargados de información y con el acierto añadido de no solamente ofrecer datos sino de contextualizar todo ello en su tiempo y en su circunstancia para facilitar su comprensión y hacerla más exacta, el visitante de la exposición va conociendo la biografía de Picasso, sus muchas etapas creativas –todas ellas formando parte de un todo que se descubre perfectamente coherente cuando se percibe el conjunto–, sus cambios de firma (que de alguna manera son demostrativos de sus cambios de personalidad), su influyente relación con otros ámbitos de la cultura de su tiempo como el cine, la fotografía o la literatura, su conflictiva y posesiva relación con las mujeres (a todas las abandonó él, excepto a una, Francoise Gilot, que decidió abandonarle a él), sus hijos… Mucha y muy bien traída información para, sin entrar en valoraciones (con lo que eso tiene de honradez intelectual), que cada cual saque las conclusiones que considere oportunas sobre la genialidad (o no) de un artista del que se tienen catalogadas alrededor de 30.000 obras (sin firma parece ser que hay muchas más) y que quiso ser más grande que sí mismo.

También hay lugar en esos paneles para ver la influencia que grandes artistas anteriores tuvieron sobre Picasso (por ejemplo sus paisanos Velázquez y Goya) y las influencias que Picasso ejerció sobre muchos de sus contemporáneos, abriendo una puerta a la que tuvo sobre Steve Jobs, gran admirador suyo que puso su forma de crear como ejemplo para simplificar formas (ideas) de cara a hacer más fácil la llegada de la firma Apple a todo el mundo.

El vestíbulo del instituto Jorge de Santayana, coinciden en afirmar Tomás Hernández, Francisco Zudaire y Victoria Régil, «se ha quedado pequeño» para acoger toda esa riqueza de obras y de datos, que curiosamente conviven con las grullas que fueron colgadas en el alto techo del vestíbulo para celebrar a finales de enero el Día de la Paz y que allí sigue, vivas y coherentes, dialogando con la obra de Picasso y con sus palomas de la paz.

Además de a los alumnos del centro, alrededor de 600 que en su mayoría han sabido disfrutar de esa exposición llamativa y didáctica con facilidad, esta exposición conmemorativa se abre a la ciudadanía en general, que puede pasar por allí los días lectivos de 8,30 a 19,30 horas, y a buen seguro que nadie saldrá decepcionado.