Una oferta en arte y conservación cultural única en la región

E.Carretero
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La Escuela de Arte y Superior de Conservación y Restauración de Ávila es el único centro de Castilla y León en el que se imparten enseñanzas artísticas superiores de Conservación y Restauración de Bienes Arqueológicos y un grado superior de Cómic

Una oferta en arte y conservación cultural única en la región - Foto: David González

Laura Hernández tiene 21 años y cursa primer curso del ciclo formativo de Grado Superior de Ilustración que se imparte en la Escuela de Arte y Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Ávila, centro público que en la actualidad cuenta con unos 170 alumnos. Ella conoce bien este centro ya que aquí cursó Bachillerato de Artes, una modalidad que en los últimos años ha visto cómo su alumnado aumentaba, como reconoce Ana Isabel Jiménez, directora de este centro oficial de enseñanzas artísticas dependiente de la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León en el que se imparten enseñanzas superiores de Conservación y Restauración de Bienes Arqueológicos, los ciclos formativos de Artes Plásticas y Diseño de Fotografía, Ilustración y Cómic, y el Bachillerato de Artes, enseñanzas estas últimas que aportan el grupo más numeroso de alumnos a este centro de enseñanzas artísticas, al sumar más de un centenar de alumnos. Con la Lomloe, está previsto que el próximo curso se implante aquí también Bachillerato de la modalidad Música y Artes Escénicas. 

«Ha aumentado la información que los institutos dan sobre el Bachillerato de Artes, porque creemos que antes había muchos prejuicios con respecto a las enseñanzas artísticas», apunta Jiménez uno de los motivos que pueden estar detrás de ese incremento de alumnos que el Bachillerato de Artes, que en la provincia de Ávila solo se imparte en este centro, ha tenido en los «tres o cuatro años». De hecho, dice, en el periodo ordinario de solicitud de plaza se completa la oferta mientras que «hace unos años en junio solo había 15 matrículas». 

«El alumnado que viene suele estar bastante motivado y tiene una sensibilidad artística de partida», reconoce la directora de este centro al hablar no solo de los alumnos de Bachillerato sino de los del resto de enseñanzas.

Aunque ese alumnado de Bachillerato debería servir de cantera para el resto de estudios que imparte este centro lo cierto es que, reconoce la directora, que no es así, en buena parte por esa costumbre de los jóvenes abulenses de irse de Ávila a estudiar al llegar a los 18 años. Eso es lo que hizo Francisco García Blázquez, que tras terminar Bachillerato se matriculó en Bellas Artes en la USAL. Después de un año allí, y tras conocer que en Ávila se impartía Conservación y Restauración de Bienes Arqueológicos, decidió matricularse en estos estudios y hoy cursa segundo. De hecho, este centro de Ávila es la única Escuela de Artes y Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales donde se imparte la especialidad de bienes arqueológicos. Es más, estos alumnos no solo desarrollan prácticas en empresa, normalmente museos conveniados con la Junta de Castilla y León, en el último curso sino que en el aula trabajan con materiales reales procedentes en muchos casos de yacimientos y cedidos por museos, como el Provincial de Ávila, parroquias o instituciones culturales a la Escuela de Arte de Ávila para su conservación y restauración. También con yacimientos como el romano de Complutum, de Alcalá de Henares, que desde hace unos años cede fragmentos de pintura mural para que los alumnos de Conservación y Restauración intervengan en ellos para su posterior reincorporación al yacimiento.

Este centro completa su oferta formativas con tres ciclos formativos de grado superior de Artes Plásticas y Diseño, que en el caso de este centro son Fotografía, Ilustración y Cómic, este último implantado el curso pasado, siendo la de Ávila de hecho la única Escuela de Artes de Castilla yLeón que cuenta con estos estudios.  Aunque en estos ciclos, lógicamente, hay parte teórica, esta formación también es «eminentemente práctica». No en vano, se trata de «formar a profesionales, a técnicos que tengan unos conocimientos y unas habilidades y destrezas que les permita desenvolverse con solvencia en su vida profesional», apunta Jiménez.