Para los amantes de los productos del cerdo

I. Camarero
-

Casi 30 años tiene en su haber este bar de la zona norte (que ha tenido dos sedes diferentes) y que llevan mano a mano María y Mundi, un matrimonio muy bien avenido que comparte lo mismo barra que fogones

Para los amantes de los productos del cerdo

Es inevitable, sobre todo para los amantes de los productos del cerdo, cuando entran en Casa Mundi fijarse en el rincón de la izquierda. Ahora que empieza el calor, los jamones sudan y la imagen es de lo más sugerente. Junto a ellos, cecinas, lomo, chorizo... todos de León; y a ello se suma la zamarrilla, ya hecha, y los torreznos que fríen con la panceta que traen, en este caso de El Barco.

Un deleite para la vista y un placer para el paladar. Los jamones "como ha sido siempre" llegan de Salamanca y Segovia, son los mismos proveedores que María y Mundi han tenido desde que su bar abriera puertas. Lo hizo hace casi 30 años y en otra sede, muy cercana, pero que se quedó pequeña. En ésta, de virgen de las Angustias, siempre en la zona norte de la capital abulense, ya llevan ocho años y mantienen los aperitivos de siempre y que tanto gustan.

El público es fiel y han hecho nuevos clientes en este tiempo y es que el matrimonio lo pone todo en el asador para hacer de Casa Mundi un lugar en el que sentirse como en casa. Junto a los aperitivos de los que hablábamos antes no falta un buen queso, en este caso venido de Zamora y chicharrones, un manjar y un pecado. Pero claro, Mundi y María pasan muchas horas en el bar como para no tener guisos y siempre hay en la zona del calientatapas otras cositas que llevarse a la boca y para mojar pan: pata, morro, oreja "que es de lo que más nos piden", morcilla de sangre y arroz, patatas dos salsas, patatas a la importancia, tortilla (entre semana, pero que si queremos probar hay que ir pronto porque vuela).

Todo eso y mucho más es Casa Mundi, el negocio de toda una vida que vino para quedarse pero al que precedieron otros oficios. Mundi fue transportista y se encargaba de repartir por los pueblos la prensa, la lotería, paquetería... María compaginó el cuidado de niños con otros trabajos pero recuerda con cariño que a los 14 años ya ponía consumiciones en la pista de verano que había en el Gran Prix. Pasó tiempo hasta que montaron el bar y en los inicios, cuando aún lo compartían con su hermana y un cuñado incluso lo compaginaron con una frutería en San Roque. Años y años de trabajo que culminan aquí, en un presente en el que que se les ve, sencillamente felices. El trato es amable y cercano, hacen que te sientas como en casa y tienen aperitivos prácticamente para cada ocasión, pues también hay un buen surtido de fríos: berenjena, anchoa, boquerón, huevos rellenos, ensaladilla (cuando viene el buen tiempo), agujas, sardinas, aceitunas.

Nunca falta un botellín bien frío, ni una cerveza sin glúten para quien lo precise, lo que sea. Se adaptan al cliente y si algún día alguien quiere comer, pues también. Sólo por encargo eso sí porque el trabajo lo llevan entre dos y así quieren seguir organizándose, ahora bien, se adaptan a lo que desea el cliente. Un buen lugar para perderse, cómodo y bien atendido y con terraza, por supuesto, ahora que llega el calor.

 

DIRECCIÓN: Calle Virgen de las Angustias, 33

HORARIO: De martes a domingo. Horario ininterrumpido desde las 8,00 horas a cierre. Cierra los lunes salvo víspera de fiestas o festivos.

ESPECIALIDAD: Tostas, embutidos (lomo, jamón, zamarrilla, salchichón, chorizo), quesos, torreznos, encurtidos, guisos de cocina...