El Banco de España y la AIReF han publicado esta semana sendos informes en los que no dan tregua al Gobierno y a sus últimas medidas sobre vivienda, pensiones, déficit y gasto público. Cierto que no han dicho nada que no hayan escrito o comentado diversos economistas, pero siempre es un aval que organismos independientes le digan al Gobierno alto y claro que sus últimas decisiones son erróneas y no solucionarán los problemas que dicen solucionar, sino más bien al contrario, que los empeorarán. Es el caso, por ejemplo, de la vivienda. El Banco de España tiene claro que con la Ley aprobada subirán los precios y se restringirá la oferta de pisos en alquiler. Algo que, por cierto, ya hemos visto en ciudades como Barcelona, Berlín o Estocolmo por citar algunas. El fracaso es rotundo. Limitar los precios no es una solución y dar alas a la okupación menos aún.
Otro asunto interesante que aborda el informe del Banco de España es el de las pensiones. Para el banco emisor, costear las pensiones empezará a dar problemas ya en 2025. Las subidas de las cotizaciones, los contratos de trabajo a tiempo parcial, que han crecido desaforadamente, o las menos horas trabajadas harán insostenible el sistema. Además, sugiere que se vaya a un tipo único de IVA y se reduzca el tiempo de paro para incentivar la búsqueda de empleo.
En cuanto a la AIReF, el resumen de sus previsiones es demoledor: menos crecimiento y empleo y más inflación y déficit. De hecho, prevé que el ajuste necesario para cumplir las previsiones que en abril envió el Gobierno a Bruselas ronda los 30.000 millones de euros. Además, el organismo pone de manifiesto que desde el Ejecutivo se han ocultado a la Comisión Europea los 21.000 millones de euros que Sánchez ha comprometido en promesas electorales. Aunque es cierto que entre lo que el presidente promete y la realidad hay un largo trecho. Es lo que ha pasado con los 200 euros para alimentos al dejar mil millones sin repartir con el Ingreso Mínimo Vital.
Esta ocultación de información es gravísima. Ya nos sacaron los colores desde la comisión del Parlamento Europeo que vino a España hace unas semanas para saber qué estaba ocurriendo con los fondos europeos y que en las últimas horas ha insistido en que sigue sin recibir ningún tipo de información al respecto. Parece que la transparencia, que fue bandera de Sánchez, se quedó en el olvido y que las minas que se va a encontrar Feijóo si gana las generales van a ser muchas y muy profundas. La imagen y confianza en España está tocada y la prueba es la negativa a seguir invirtiendo en nuestro país de los dos mayores inversores mundiales en inmobiliario y en energías renovables.