Ser propietario de un monumento con un calado histórico tan profundo como los Toros de Guisando y serlo también de un monasterio centenario, enclavado en el cerro de Guisando, un paraje único, y cuyas ruinas destilan belleza puede sonar de lo más glamuroso. Pero que nadie se engañe. Gestionar ambas propiedades requiere no pocos esfuerzos y, sobre todo, conlleva muchos quebraderos de cabeza.
Esto lo sabe bien nuestro protagonista de hoy, Julián Juste (Madrid 1974), que con apenas 18 años se convirtió en el propietario de dos de los rincones más emblemáticos de la provincia de Ávila. Uno, es cierto, más popular que el otro. Pero los dos merecedores de una visita pausada que, a buen seguro, sorprenderá al visitante.
Para saber cómo un chico de 18 años termina convirtiéndose en el gestor de la venta en la que en 1468 tuvo lugar la conocida como Jura de losToros de Guisando, por la que Isabel se convirtió en heredera legítima del trono de Castilla, hay que remontarse a 1917, cuando su bisabuela, la marquesa de Castañiza, María de la Puente y Soto, compró la finca en la que se enclavaba el monasterio a su tío Felipe Vallarino, congresista y senador con Maura. «Ella compra la finca desamortizada a los jerónimos, que incluye el monte, el monasterio y los toros», comienza el relato Julián, todo un experto en la historia de los monumentos.
«Mi bisabuela fue la primera enamorada de Guisando. La segunda fue mi tía Cristina. Y yo aspiro a ser el tercero», reúne así Julián en una misma frase a los tres eslabones de la fuerte cadena que ha logrado que todo el conjunto histórico, patrimonial y natural del Cerro de Guisando haya permanecido, pese a todo, en el tiempo.
Esa tía Cristina fue la que, 'afectada' de «guisanditis» (enfermedad que claramente también padece Julián) luchó por conservar el legado familiar. Un legado familiar que, tras el fallecimiento de su tía Cristina y de su madre, terminó en manos de Julián. «Yo me tuve que involucrar pronto en Guisando por la parte de mi madre», nos explica Julián, que perdió joven a su madre y que tuvo en su tía a una «segunda madre» a todos los niveles.
Así que, con 18 años ya era propietario y gestor del cerro y sus tesoros históricos. Después de algunos años de permitir la visita libre a los toros y de asistir impotente a actos vandálicos, Julián optó por cerrar la venta y acondicionarla para , teniendo allí a una persona, poder ofrecer un mejor servicio. «Se trataba de ofrecer un servicio que por un lado protegiera al monumento y que, por otro, diera un servicio cultural que ayudase al visitante a visitarlo de otra manera, que le diera más valor. Y creo que eso lo he conseguido», reflexiona Julián, que sabe que antes la gente «iba a hacerse la foto» y ahora, en cambio, sale del recinto sabiendo que ha visitado «unas de las esculturas prehistóricas más importantes de la península».
¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza sobre Ávila?
Trámites administrativos, la piedra caleña, San Vicente, la Muralla, chuletón.
¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?
Su gente, la ciudad monumental.
¿Y lo que menos?
Las calles desiertas en las tardes de invierno.
Un lugar para perderse.
Todo el centro. Lla calle el Tostado la plaza de la Catedral, el Rastro, el Mercado Chico, la plaza y capilla de Monsén Rubí ...
Un recuerdo de su infancia
Visitar Ávila con mis tíos y comprar yemas de la Santa en El Mercado Grande.
Un personaje abulense que le haya marcado.
San Juan de la Cruz .
El mayor cambio que necesita Ávila es...
Pensar para qué y por qué cambiar antes de hacerlo. Pero seguramente un mejor hospital con más capacidad y más tejido empresarial.
Y Ávila tiene que mantener...
Su esencia, patrimonio, naturaleza, costumbres y gastronomía.
¿Cómo ve Ávila en la actualidad?
Muy bien cuidada y enfocada al turismo. No vivo en la ciudad, es posible que tantos visitantes genere algunos inconvenientes a los residentes.
¿Cómo ve Ávila en el futuro?
Con muchas posibilidades si sabe explotar sus potencialidades .
¿Qué puede aportar a Ávila y su provincia?
Turismo cultural y de naturaleza de calidad con un carácter diferenciado del resto de la oferta cultural. Sinergias turísticas con el entorno.
Lea la entrevista completa en la edición impresa de Diario de Ávila.