«Reírse es muy sano, y hacerlo de uno lo es especialmente»

D. Casillas
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Desde Asturias llega este domingo al Teatro Santo Tomás de Ávila el humorista Joaquín Pajarón, experimentado cómico capaz de hacer reír y pensar con un espectáculo en el que redescubre la realidad destacando sus lados cómicos a veces insospechados

«Reírse es muy sano, y hacerlo de uno lo es especialmente»

Joaquín Pajarón, cómico asturiano que tiene un don especial para conectar con el público desde el minuto uno, ofrece este domingo en el Teatro Santo Tomás su espectáculo 'Aquí… supercentrau', una visión divertida de la realidad cotidiana, pasada por el tamiz de un humor amable con el que los espectadores se identifican de principio a fin, por los temas que toca (más comunes de lo que puede parecer) y por su discurso cómplice… y de alguna manera solidario: el pasado año actuó en Zamora, justo después del gravísimo incendio en la Sierra de la Culebra, y donó toda la recaudación para ayudar a los afectados, porque «no podía entender que yo ganase algo de dinero cuando había mucha gente de allí que lo había perdido todo».

Creo que es la primera vez que viene a actuar a Ávila.

Así es. Nunca había venido a actuar a esta ciudad, y ahora lo hago muy contento, con la ilusión de hacer pasar un buen rato, una hora y media aproximadamente, a quien vaya a verme.

¿Esencialmente, de qué habla en su espectáculo?

En esencia hablo de cosas cotidianas que a mí me pasan, lógicamente llevadas a la exageración para provocar la risa pero no por ello ajenas a la realidad, y la gente se da cuenta de que todos tenemos dudas y situaciones comunes para la mayoría. El 80 por ciento de las cosas que cuento en el espectáculo, o más, son comunes a muchos, insisto en que nunca llevadas al extremo que las llevo yo porque tengo que forzar su lado cómico.

Y hay algún tema que prefiere no tocar.

Sí, hay tres temas que, igual que hacen otros cómicos, prefiero no tocar porque pueden y suelen levantar muchas suspicacias. Suelo no hablar de religión, de política ni de fútbol.

¿Y se ríe también de usted mismo?

Yo me río mucho de mí y me pongo como ejemplo de lo que voy contando, porque reírse es muy sano, y hacerlo de uno mismo lo es especialmente. Me río mucho de mí, de lo payasete que soy y de cómo me salen las cosas, teniendo en cuenta que sobre el escenario no soy en muchas aspectos tanto yo como el personaje que he creado.

¿Escenifica todo eso que va contando de alguna manera especial?

Cuando salto a escena soy una persona que habla con una psicóloga, imaginaria porque sobre el escenario estoy solo, a la cual planteo una serie de problemas que me producen situaciones y realidades cotidianas que no acabo de entender, a ver si ella me puede ayudar a entenderlas.

¿Por ejemplo?

Pues yo le cuento, por ejemplo, que pongo la tele y no entiendo los anuncios de colonia, no entiendo por qué contratan a un actor que no sabe decir la 'r' para que diga 'Cagolina Heguega'..., que anuncie mejor Don Algodón; o le digo que no entiendo por qué en el programa 'Viajeros por el mundo' el entrevistado se hace el sorprendido si ya lleva el micro puesto. Voy hablando de esas cosas y voy contando el público que mi psicóloga está temblando porque se teme que tiene ante sí un caso realmente difícil, el de uno que está chiflado.

También cuento que a veces no me gusta conducir porque si voy al volante y veo a la Guardia Civil me pongo muy tenso, aunque no tenga nada que temer porque llevo todos los papeles en regla y voy a la velocidad permitida.

Cosas todas ellas muy comunes para el conjunto de los españoles.

Creo que así es, y que por ese motivo conecto con quienes me escuchan. Mucha gente cuando me hace las críticas del show me dice eso, que esas situaciones con las que hago chistes nos pasan a casi todos.

¿Siente que esa conexión con el público, esa complicidad, es importante para el éxito del espectáculo?

Sí, conseguir conectar con el público es muy importante, fundamental, y es algo que tú sobre el escenario vas notando si la consigues o no. Yo procuro hacer un espectáculo que sea muy cercano, y para eso apuesto porque el guión no esté muy cerrado, voy improvisando en función de cómo veo que responde el público, me alargo más en un tema que veo que está gustando y hago lo contrario con otro si percibo que no funciona. Ahí creo que es bueno tener experiencia para adaptarse a esa realidad.

¿Y usted también se lo pasa bien cuando actúa?

Claro que sí, es mi trabajo pero procuro disfrutar al máximo, porque siento que si me divierto transmito también esa sensación al espectador, y eso es muy positivo. Yo también me tengo que entretener y divertir cuando actúo, y si siempre hago el mismo texto, todo igual en cada espectáculo, me aburro, y para evitarlo o bien cambio metiendo cosas nuevas, o bien adapto los textos al lugar donde voy, añado algo de lo último que me ha ocurrido y que me inspira para provocar unas risas.

Quiero que lo que ofrezco a mi público sea un espectáculo vivo, no encorsetado. Cierto que hay un texto que es la base sobre la que voy actuando, pero voy moviéndome un poco sobre él y adaptándome al momento, porque hay días que, por lo que sea, hace más gracia un tema que otro, o si yo veo que en alguno voy un poco más trompicado pues procuro pasarlo pronto.

Usted ha trabajado en teatros, en la televisión y en el cine, ¿hay mucha diferencia entre un medio y otro?

Yo trabajé muchos años en la televisión asturiana, y aunque me siento bien en ella puedo decir que me siento muchísimo mejor en el teatro porque es mucho más cercano con el público, más vivo; creo que es mi sitio, funciono mejor en un teatro que en la tele porque en la tele está todo más encorsetado… en el teatro puedo jugar un poco y ser más divertido.