A las puertas del futuro

M.M.G.
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La prueba de Lengua Castellana y Literatura, con dos textos de 'El País', da el pistoletazo de salida a los exámenes de la EBAU, que desde este miércoles y hasta el viernes realizan 650 alumnos abulenses

A las puertas del futuro

Son las ocho y media y la inquietud es más que palpable entre las decenas de estudiantes que se arremolinan a las puertas de la Escuela Politécnica de Ávila. Risas nerviosas y repasos de última hora a unos apuntes algo arrugados. Miradas rápidas al móvil. Es el día que llevan más de un año esperando, el de la temida EBAU, y parte de los cerca de 650 alumnos abulenses que van a pasar por el trámite en la primera convocatoria que arranca este miércoles (los que se examinan en la capital, el resto lo hacen en el IES Arenas de San Pedro y en el IES Eulogio Florentino Sanz, de Arévalo) aguardan para acceder al aula y comenzar los exámenes.

Erica y Lara, del IES Isabel de Castilla, son dos de ellas. Una está más nerviosa que la otra: ha olvidado en casa el resguardo de la matrícula, un documento que es necesario presentar para poder acceder a la prueba. Y está como un flan. Normal.Tanto que apenas puede decirnos qué carrera quiere estudiar una vez pase el trámite. Lara, en cambio, nos confiesa que quiere estudiar Geología enSalamanca. «No tiene nota de corte», nos comenta la joven que, aún así, va preparada y con los consejos recibidos estos días por quien ya ha hecho el examen bien aprendidos. «Me han dicho que prepare bien las asignaturas específicas, que suben la nota», asegura mientras, comoErica, mira ansiosa hacia la carretera para ver si llega la persona que tiene que traer a su amiga los papeles.

Ya dentro de la escuela universitaria el panorama es algo distinto. Los alumnos se van agrupando en torno al aula en la que harán los exámanes.Esperan a ser llamados.

Allí charlamos, por ejemplo, con Ignacio, también del Isabel de Castilla. «La suerte está echada, así que ya no hay que estar nervioso», nos responde con una sonrisa (que quizá delata que lo anterior era una mentirijilla) a la pregunta sobre cómo se encuentra.

Él quiere estudiar Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid.Sabe que la nota de corte está en un ocho. Pero no está asustado. La conseguirá. Y eso pese a no haber podido llevar a cabo el consejo que a él le habían dado sus mayores: que durmiera bien la noche previa al examen.

A su lado, Jimena nos dice que quiere estudiar Comunicación yCreaciónAudiovisual. Julia, por su parte, confía en seguir con sus estudios musicales en el ConservatorioSuperior de Madrid, por lo que tampoco está preocupada por la nota de la EBAU. Y Laura se visualiza estudiando Enfermería. «Si puede ser en Ávila mejor, pero no me importaría ir a otro sitio», asegura.

Son los sueños de aquellos que, durante el último año, han vivido por y para una prueba, la de acceso a la universidad, que les tendrá ocupados los tres próximos días de junio.

Una prueba que, como es habitual los últimos años, arranca con el examen de LenguaCastellana y Literatura, uno de los más temidos por los alumnos.En esta ocasión los chicos tuvieron que elegir entre la poesía a principios del siglo XX, la de Rubén Darío y Antonio Machado; la poesía de 1939 a 1975, con Claudio Rodríguez como principal exponente; o el teatro de la misma época, con Buero Vallejo como dramaturgo principal. Y en el comentario de texto, las dos opciones tenían su origen en el periódico 'El País: un artículo de Najat El Hachmi, titulado 'Mujer educada: mujer peligrosa' y otro de Javier Cercas, 'No leáis'.

Y tras Lengua, Historia de España, otro de los huesos duros de roer. O al menos eso se desprende de las conversaciones que este miércoles mantenían los alumnos abulenses que tuvieron que elegir, entre otros temas, entre la política económica del franquismo; el proceso de elaboración y aprobación de la Constitución de 1978; los cambios económicos, sociales y culturales introducidos por el Al Andalus; el conflicto entre liberales y absolutistas en el reinado de Fernando VII; o la evolución de la dictadura de Primo de Rivera.

«Están más nerviosos porque es el primer día», nos comenta Sonsoles, profesora del Isabel de Castilla, veterana en estas lides y una de las personas que, como Sor Elena, del Milagrosa Las Nieves, se encargan de acompañar a los chicos en una situación de la que seguro han hablado mucho durante el curso pero que este miércoles vivían por fin en persona.

A las nueve menos veinte comienzan a llamar a los chicos por sus nombres y apellidos. DNI en mano, van accediendo al aula y tomando posesión de un asiento que debería llevarles a su futuro soñado.

Bolígrafos y lapiceros desplegados sobre la mesa. Móviles apagados. Mochilas arrinconadas en la parte baja del aula. Toca esperar.

A las nueve en punto se les entrega el primer examen. Como decía Ignacio, la suerte está echada.

(Por cierto, Erica, llegó a entrar al examen).