Tras los pasos de Prisciliano de Ávila

E.C.B
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La productora Arraianos rueda en la ciudad un documental sobre el que fuera obispo de Ávila y que fue declarado hereje y ejecutado por la Iglesia Católica en el año 385

Rodaje de un documental sobre Prisciliano en Ávila. - Foto: David Castro

Prisciliano de Ávila fue una de las figuras religiosas más importantes de la historia del Imperio Romano de occidente. Un líder carismático y heterodoxo que fue declarado hereje y condenado a muerte por la Iglesia Católica, siendo ejecutado en el año 385 en la ciudad de Tréveris, en la actual Alemania. Objeto de continuas investigaciones, estos días también es protagonista de un documental de gran rigor histórico cuyas imágenes abulenses, inevitables en atención a la relevancia que tuvo en esta provincia de la que fue nombrado obispo en el año 381, se rodaron este viernes en los Cuatro Postes, donde entrevistaron al arqueólogo territorial de la Junta de Castilla y León, José Francisco Fabián; el jardín de Prisciliano y delante de la Basílica de San Vicente.

La productora gallega Arraianos es la encargada de llevar a cabo este documental, dirigido por Aser Álvarez y que cuenta como asesor histórico con el profesor diego Piay Augusto, autor de varias monografías sobre Prisciliano, además de la colaboración de expertos en su figura de distintos países. Un trabajo que se rueda en distintas ubicaciones del territorio de la antigua provincia romana de la Gallaecia, que abarcaba territorios de Galicia, Portugal, Asturias y Castilla yLeón, y que tiene como objetivo narrar de forma rigurosa la biografía de Prisciliano para luchar contra el desconocimiento de su figura, centrándose únicamente en los datos contrastables en función de las fuentes documentales existentes. «Traemos una figura de Prisciliano realizada por un escultor para que los abulenses conozcan cómo era Prisciliano de Ávila», comentó el director.

Tras haber grabado ya en Galicia y Portugal, desde este jueves el equipo de rodaje ha estado recorriendo Castilla y León, con paradas en Astorga, la villa romana de La Olmeda y Ávila, con el objeto de seguir reconstruyendo la biografía de una figura esencial para la antigüedad, un renovador del cristianismo en aquellos momentos iniciales que buscaba restaurar el rigor y la pureza de la vida paleocristiana, que defendía la participación de la mujer en los ritos y que incluía leche y uvas en la eucaristía, con sacerdotes con melena.