El genio, aún en la botella

Diego Izco (SPC)
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El jugador turco controla la pelota durante un entrenamiento con el Real Madrid. - Foto: EFE

«Tiene algo especial». Es probable que Carlo Ancelotti, autor de esta frase simple, conozca perfectamente el oficio después de 16 temporadas de corto y otras 29 en los banquillos. Y que a lo largo de esos 45 años (de 64 que 'calza') próximo a un campo de fútbol haya visto a pocos que le encajen en esa descripción de tres palabras que dedicó a Arda Güler, que todavía amaga con aparecer. 

El chico, un talento de la naturaleza, supuso la centésima 'guerra' Madrid-Barça en el mercado de fichajes. Deco, director deportivo azulgrana, llegó a viajar a Estambul para reunirse con el muchacho y con sus representantes, pero el club merengue frotó la lámpara y puso sobre la mesa algo de lo que el Barcelona, hoy por hoy, adolece: dinero contante y sonante. Esos 20 millones (más 10 en variables) por la nueva perla del fútbol turco fueron definitivos. 

De todo eso han pasado más de 100 días. Tras el «tiene algo especial» de pretemporada, que llevó sus 'delicatessen' técnicas a portadas y miles de vídeos cortos en las redes sociales, Güler sintió molestias en la rodilla derecha (el menisco) y desapareció del mapa. Su ausencia coincidió en el tiempo y en el espacio con las dos caídas más graves del curso, ambas también por culpa de la rodilla (Courtois y Militao), pero el joven otomano se 'libró'. Tanto es así que el pasado 26 de septiembre estaba disponible para debutar ante Las Palmas… hasta que otra lesión, esta vez en el recto anterior de la pierna izquierda, le devolvió a la enfermería.

Y esta semana, que arrancó plagada de grandes noticias para el '24' merengue (alta médica, buenas sensaciones y Turquía obteniendo su billete a la Eurocopa), puede torcerse si el «protocolo conservador» del cuerpo técnico y la «debilidad muscular» que detecta el 'staff' médico del combinado de Chamartín no le dejan volver a sentirse futbolista el próximo sábado en el Sánchez-Pizjuán. 

Contener al 'mago'

Los veteranos (y Ancelotti) llevan mucho tiempo reclamándole «paciencia», pero es algo imposible de pedir a un chico de apenas 18 años y medio que solo quiere jugar y seguir haciéndole diabluras a la pelota. Igual que cuando llegó a las categorías inferiores del Fenerbahçe en 2019, igual que cuando debutó con el primer equipo dos años después, igual que cuando le confiaron el dorsal número '10' del mito De Souza, o igual que cuando, hace menos de un año (19 de noviembre de 2022), la selección absoluta turca llamó a su puerta directamente desde la sub'17. Con la mirada afilada como las intenciones de su exquisita pierna izquierda, Güler ha ido quemando fases a la velocidad del rayo. 

En su país, donde el fútbol ha vivido un bache de casi dos décadas desde el tercer puesto en Corea y Japón 2002, aseguran que es «un buen chico». No es poca cosa. Quieren alejarle de la 'maldición' de los ídolos nacionales: Hakan Sukur emigró a Estados Unidos, fracasó con sus restaurantes y terminó trabajando para Uber; Arda Turan (100 veces internacional) tiró por la borda el final de su carrera con fraudes fiscales, peleas en discotecas y escándalos públicos con una pistola en la mano; y el gran rebelde, el 'George Best turco', Sergen Yalçin, era el tipo con más talento de la historia de su país… pero «no se tomó en serio la profesión»: compaginó su carrera con fiestas eternas, sexo y adicción al juego. 

Güler aún no había nacido cuando los Yalçin, Sukur, Turan y compañía movían el alma de sus seguidores, pero está listo (con otras formas) para reclamar su trono. Cuando las lesiones y su paciencia se lo permitan.