ECon demasiada rapidez se producen noticias que nos tienen ensimismados y parece no haber algo más a nuestro alrededor. Lamentablemente ahora todos somos testigos, a través de los Medios, del horror que, hace diecisiete días, se vive en Ucrania por la iniciativa del presidente de Rusia, Vladimir Putin, de invadir aquel país, a pesar de las pésimas secuelas que su decisión está teniendo y él conocía de antemano. Dentro de la nación ucraniana son ya miles las personas civiles fallecidas y cientos las heridas, resultado de las bombas lanzadas en lugares estratégicos y donde más daño pudieran hacer, como hospitales, colegios y zonas residenciales. Entre los jóvenes soldados, ucranianos y rusos, hay que contar también numerosas bajas y bastantes heridos.
Fuera de Ucrania se está viviendo el terror de la invasión con la continua llegada de millones de refugiados –sobre todo mujeres, menores y personas de edad– quienes, por salvar su vida, pero no sus pertenencias, se han visto obligados a abandonar el país con demasiada pena y mucho sufrimiento, pero con dos esperanzas. La de ser acogidos, si es temporalmente mejor, en cualquier otro país de la Unión Europea, que, de momento, están mostrando su muy buena disposición hacia ellos. La otra, más importante, regresar de nuevo a su Ucrania casi devastada cuando esta sin razón de Putin acabe. ¡Mejor hoy que mañana!
En España, más en Castilla y León, los Medios dedican mucho espacio a la formación del nuevo Gobierno de la Junta, tras las elecciones del 13 de febrero que dieron la victoria, aunque no la esperada y querida, al Partido Popular, cuyo objetivo era gobernar en solitario. Las urnas dijeron que no y el presidente en funciones, Alfonso Fernández Mañueco, inició una serie de conversaciones con otras formaciones políticas para recabar apoyos y así lograr su gobierno unicolor. No se dignó a hablar con Ciudadanos, Unidas Podemos y Por Ávila –cuentan con un solo procurador cada una de ellas– demostrando una falta de respeto institucional y un total desprecio a las tres, que también representan a los castellanos y leoneses.
En esos encuentros, según las informaciones que iban apareciendo, poco respaldo encontró Mañueco para alcanzar su aspiración de gobernar en solitario. Fue anteayer jueves, pocos minutos antes de la constitución de Las Cortes regionales, cuando conocimos que, a pesar de haber manifestado en varias ocasiones y en distintos foros su «rechazo a pactar con Vox y formar un gobierno fracturado», también lo querían el actual y futuro presidentes del PP Casado y Feijoo, Mañueco cambiaba de opinión y «donde dije digo, digo Diego». Mintió una vez más.
Tras esa última reunión con el líder regional del partido de Abascal, el presidente en funciones anunciaba, en su cuenta de Twitter, haber llegado a un acuerdo de legislatura con Vox «sobre la base de un programa al servicio de las personas de Castilla y León y que permita un gobierno estable y sólido con pleno respeto al orden constitucional y al Estatuto de Autonomía». Acuerdo que se extiende a la Mesa de las Cortes –ya presidida por el procurador verde leonés Carlos Pollán– y al próximo Gobierno, donde Vox ostentará la vicepresidencia y estará al frente de tres de las diez consejerías de la Junta.
Un pacto que no ha gustado o otras formaciones políticas castellanas y leonesas. Para el PSOE «hoy es un día para la infamia, el PP ha consumado lo que todos sabíamos». Ciudadanos lo tacha de «vergüenza». Unidas Podemos lo califica como una «ignominia para esta tierra» y Por Ávila señala que «solo 13 procuradores han salido contentos».
Acuerdo que en el PP ha causado «división de opiniones». Feijoo –contrario siempre al mismo– ahora lo defiende y echa la culpa al PSOE. El todavía presidente nacional, Pablo Casado, se despidió de sus colegas europeos señalando que su legado al frente del PP ha sido «no gobernar con la extrema derecha» y el Partido Popular europeo rechaza el pacto y espera que sea un «accidente». Aunque no lo digan públicamente, también rehúsan de él otros dirigentes populares de cara a próximos comicios.
Dos noticias que acaparan ahora la actualidad pero que, como las de Filomena, asalto al Capitolio, salida de Pablo Iglesias, volcán de La Palma, incendio en la sierra de Ávila, indulto a los presos del procés, toma de Afganistán, pandemia del Covid19 y otras, en nada quedarán atrás.
¡Qué pronto y fácilmente olvidamos!