Mas de uno pensará que es un verdadero milagro, pero ahí está. En poco menos de nueve meses desde que a finales de enero ocurrió aquella desgracia del incendio nocturno, la nueva fábrica está ya en pié y reanuda la producción en unas nuevas instalaciones, más modernas, y muy cerca de donde estaba situada la fábrica desaparecida. Más o menos el tiempo de un embarazo, y un parto feliz que alumbra a la vida a una nueva criatura, hermosa y sonriente. Durante este intervalo se mantuvo un nivel de producción a menor escala en otro lugar cedido, pero el objetivo era el que era, volver al lugar de siempre y hacerlo con nuevo ímpetu.
Cabrá, pues, preguntarse por las circunstancias que han hecho posible el retorno en un tiempo que puede considerarse de récord, si se tienen en cuenta todos los elementos que hay que tener dispuestos para llegar hasta ahí. Porque hace falta un proyecto adecuado y bien pensado, protegido contra riesgos como el que desgraciadamente tuvo lugar hace unos meses; y hace falta obtener financiación, sin perjuicio de las legítimas ayudas que pueden ofrecerse en casos similares; y hacen falta ejecutores eficaces de una obra compleja donde deben combinarse múltiples especialidades. Todo eso hace falta, desde luego, pero por encima de todo eso hace falta tesón, voluntad y determinación. Y esto ni se proyecta, ni se financia, ni se ejecuta. Estas son las cualidades propias de un grupo humano que hace tiempo creyó en una idea artesana, la desarrolló y la engrandeció, y ahora, cuando ha hecho falta, ha vuelto a creer en la misma idea, con energía suficiente para convertir una desgracia en una oportunidad. Ahí está la prueba.
Así que habremos de sentirnos orgullosos de que entre nosotros haya gente así, y ojalá fueran muchos más. Sin duda que la corriente de solidaridad que se desencadenó entorno a esa tan singular empresa tenía mucho que ver con el aprecio a unas personas admirables; lo que no es extraño para quienes las conocemos. Recordarán que, cuando se produjo el incendio, el anagrama que identificaba aquella iniciativa permaneció incólume en medio de las llamas. Otra vez vuelve a lucir en su sitio; el mismo, como un testigo de la resistencia, de la continuidad y de la tenacidad. ¡Manos a la obra, que las navidades ya no están lejos, que cunda el ejemplo y que sea enhorabuena!