Pablo Serrano

CARTA DEL DIRECTOR

Pablo Serrano


Cómo hemos cambiado

17/03/2024

Hace veinte años nos despertábamos con el atentado terrorista más grave contra la sociedad española, con la matanza de los trenes del 11-M. Siempre he defendido que aquel momento marcó un antes y un después en este país, así que, de alguna manera, los terroristas consiguieron parte de su propósito, desestabilizar y empezar a crispar una nación en la  que, hasta el momento, y salvo algunas insalvables diferencias, se convivía con cierta normalidad.
A lo mejor, algún libro de texto en el futuro lo identifica, aunque sea con una línea en la que se reduce toda la complejidad de una época que abarca varios años en algunos manuales. O a lo mejor no, y un servidor está completamente equivocado. Sin embargo, veinte años después de aquello, hoy somos testigos de algunas situaciones que me reafirman en esta posición, como la previsibilidad del lenguaje político y la falta de escrúpulos a la que se ha llegado.
Podría pensar el lector que uno se refiere a las proclamas que los grandes líderes nacionales se lanzan a diario, pero también tiene su traslado a la política más cercana, la de nuestros ayuntamientos e instituciones provinciales. Basta hojear las ediciones de los últimos días, semanas, meses... de este periódico para ver las perlas que políticosse dedican en esa engañosa confrontación, cuando hasta hace cuatro días eran íntimos, algunos incluso compañeros de partido.
¿Ahora?, pensará alguno. Pero si esto ha sucedido siempre, me dirán. No lo niego, el enemigo siempre estuvo en casa. Pero aquellas desavenencias, me da al olfato, nada tenía que ver con la actual situación, donde todo obedece más a una artificialidad, a gestos medidos para causar el mayor impacto de desgaste sobre el contrario sin pensar en el importante: el ciudadano, el contribuyente, el vecino...
Vaya divagación de domingo, pensarán. 
En fin, que habrá que concluir defendiendo una vez más que lo relevante es poner en común el interés general, algo tan fácil de decir, y por lo que parece, tan complicado de llevar a cabo. Y ese bien común no va a primar si los representantes públicos no entienden que cada uno representa, valga la redundancia, a una parte de la sociedad, más o menos amplia, y en el conjunto está ese interés general, porque así se decidió en este país hace muchos años.
Así que, representantes ciudadanos, pónganse de acuerdo en algo. ¿O es que tienen miedo de que ello les haga perder un sillón? Si así fuera por el interés general, así tendrá que ser, y bienvenido sea. Hasta que esta premisa no se convierta en el mantra principal, la cosa solo puede seguir empeorando.

ARCHIVADO EN: Ávila, Política, 11M