Salud y bienestar también para ellos

M.E
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Numerosos perros, pero también gatos, pájaros, hámsters y tortugas se volvieron a encomendar a San Antón. Los primeros, eso sí, fueron los caballos, cerca de un centenar

Salud y bienestar también para ellos - Foto: Isabel García

ALEJANDRO, de 11 años, acude puntual a la plaza de San Vicente con dos de sus hámsters, Cerveza y Papá, y con su perrita Luna. No es la primera vez que el domingo después del 17 de enero, festividad de San Antón, lleva a algunas de sus mascotas al exterior de la basílica para que reciban la bendición del Santo, buscando su protección. Cerca de él encontramos a Belén, Sandra y Amanda con su perrita Xena, de 15 años y bien enfundada en una sudadera de rana para que no pasara frío. Aunque este domingo, precisamente, salió un día espléndido. Tras la helada nocturna un sol radiante se sumó a la iniciativa que, un año más, volvió a organizar la Asociación Ecuestre Amigos del Caballo de Ávila –con la colaboración del Ayuntamiento de Ávila y de otras empresas– para animar al público a celebrar al patrón de los animales como toca, pidiéndole salud, bienestar y amor para sus animales.

Se vieron muchos perros, de toda raza, tamaño y color, pero también gatos, hámsters, tortugas y pájaros. Por haber había hasta algún muñeco de peluche con sus pequeños dueños que también estaban dispuestos a encomendarlos al Santo. Unas en sus cestas, jaulas y carritos, otras en brazos y otras atadas con la correa, bien cerca de sus dueños, numerosas mascotas de Ávila vivieron este domingo su momento más especial del año, ese en el que reciben la bendición de San Antón, de la mano del párroco de San Vicente, Fernando Gutiérrez. Algunos hasta se pusieron nerviosos por la presencia de las cámaras de fotos, pero la mayoría se mostraban tranquilos y confiados.

Con todo los primeros en citarse con el Santo, y como manda la tradición, volvieron a ser los caballos. Aunque había gente esperando desde mucho antes, la comitiva se abrió en torno a las dos de la tarde con los cerca del centenar  de equinos que fueron desfilando por la plaza de San Vicente, en ordenada fila y con jinetes de todas las edades, adultos y también niños. Todos ellos tuvieron su bollo preñao y a ellos le siguió una calesa de caballos y tres carros tirados por bueyes llegados desde Navarredonda de Gredos, Las Navas del Marqués y Robledo de Chavelas. El mercado de ganados fue el inicio y el final del recorrido emprendido por el centro de la ciudad, un trayecto en el que se llevaron todas las miradas de los vecinos y visitantes. No todos los días se ve por Ávila a decenas de caballos marcando el paso en la calzada, por no hablar de los carros.  

Tras el momento de los equinos, llegó el turno de los animales domésticos, tras el habitual tira y afloja entre los que llevan más de media hora esperando en la fila y los que llegan de repente. En cualquier caso, la alfuencia fue muy elevada y no hubo bollos para todos. Uno de los fundadores de la iniciativa y colaborador de la asociación, Pepe Vázquez Parada, explicaba que la tradición se recuperó en 1994 y que era «una satisfacción» poder mantenerla, aunque señaló que todos los gastos «corren a cargo de la asociación» y que se llegaba hasta donde se podía. También quiso hacer referencia a la nueva ley de bienestar animal, lamentando que «pone en peligro la tendencia de mascotas» y augurando un descenso en los próximos años.

De momento los animales se contaban por cientos. Para algunos era la primera vez, pero otros eran veteranos. Vimos a Leidy con su precioso perro Jack, un husky que no pasa desapercibido, y a Mari Cruz y Noemí con sus dos gatos Manchitas y Luna, que ya habían venido en más ocasiones, y su perra Estela, adoptada y recién llegada a la familia. También se nos anunció un bautizo. Juan era el padrino de Kira Jr. y después pensaba tirar caramelos.