Usted ya ha determinado su voto, o casi, y la decisión que adopte es para los próximos cuatro años. ¿Cómo se han comportado los candidatos? ¿Hay un campeón de la cordialidad y otro del rencor? ¿Alguien ha sobresalido por su capacidad de insultar? ¿Algunos en sus mensajes han presupuesto que el votante es tonto? ¿Quién ha propuesto mensajes más próximos a las necesidades reales de los ciudadanos? ¿Quién ha obtenido el galardón de mentiroso mayor del Reino? ¿Quién es el mejor vendedor de nada? Mire su entorno ¿qué han hecho los políticos, próximos o alejados para que su vida sea mas llevadera?
Son preguntas sencillas y sus respuestas le darán luz a la hora de decidir. No se rinda oiga lo que oiga y vea lo que vea. No olvide donde reside el poder del pueblo, en el Parlamento, lugar de concordia, y recuerde nuestro sistema es parlamentario no presidencialista.
Aunque la competencia entre diputados parece a veces más aversión que rivalidad ¿Nos gusta el odio o la hostilidad? Declaró el tenista Djokovic el 27 de mayo: «algo de mi se ha ido con Nadal». Elemental. Todos perdemos algo cuando se va un rival, nadie posee toda la decencia ni toda la miseria y al perder un referente se pierde algo propio. La grandeza o la vileza del adversario nos harán mejores o peores. Un buen oponente te motiva, aunque en política es difícil distinguir la realidad, el teatro, el postureo e incluso la mentira contumaz.
Otra pregunta es: ¿destruir o construir? Los argumentarios centrados en el ataque al hombre son un error, los clásicos, tan sabios ellos, nos recuerdan: "tempus fugit, opera manent"; el tiempo se va -y me permito añadir que los hombres también- las obras permanecen, lo importante es presentar un programa claro, inteligible y coherente en lo social, lo económico y lo político. No destruyamos lo que de bueno haya en nuestra sociedad.
El aspirante llegó, delegó en sus satélites, dándoles una autonomía que nunca habían tenido, el caso de Madrid es manifiesto y, ya se sabe, si tocas poder, mucho poder y autonomía, cuesta ceder aunque sea para tu líder. El siguiente escalón al que se aspira en política es al máximo puesto del país y la pregunta es: ¿puede el Cesar confiar aunque sea en sus hijos adoptivos? Ojo, Sr. Feijóo.
Volvamos al delibiano Sr. Cayo que se las sabía todas. Los personajes, facciones enfrentadas, -alguna muy violenta por cierto-, vuelven a sus cuarteles tras la visita al pueblo de Cayo a preparar el día después de la votación: "Es que los tíos de Madrid sois la pera. Os creéis que Madrid es el ombligo del mundo, joder, y estáis pero que muy equivocados. Hay que asomarse a los pueblos, macho, es ahí donde está la verdad de la vida", -y añadió con sorna-, "que la vida es cultura" ¿Todavía alguno sigue sin enterarse de esto último?
El 23 de julio los asientos parlamentarios se deciden en dos ámbitos diferenciados. Uno
es ese puñado de escaños, el último en discordia, de esas provincias que tienen asignados tres o cuatro, unos quince. El segundo ámbito corresponde a las zonas con partidos claramente nacionalistas, independentistas o regionalistas, unos cuarenta escaños en las pasadas elecciones. En total, algo más de cincuenta.
En la España vaciada y en la de los que creen en su nacionalismo es donde se juega el futuro gobierno. Bien harían los partidos mayoritarios en controlar su lengua y no herir gratuitamente, pues es en el Congreso donde se resuelve.
PSOE o PP, si pretenden gobernar, no pueden ignorar a esos millones de españoles que no les han dado su voto, ello sólo produciría inestabilidad… y si no al tiempo.
Confundir a la nación con el partido y con el personaje no es el camino. Cuando las líneas entre gobierno, partido y nación son difusas nace la confusión, se fomenta el clientelismo y florecen los iluminados y endiosados. Vale para todos los que aspiran a estar en el próximo Gobierno.
Ya hemos considerado en estas columnas la perversión del lenguaje y el recurso al insulto. ¿Utilizar expresiones como pucherazo o apartheid son producto del fragor de la batalla? ¿Queremos negociación o enfrentamiento? ¿Poner en duda el voto por correo es una mendacidad?
Cuando algún líder o lideresa compromete su palabra en el ámbito local, el recorrido es escaso, la cúpula nacional del partido acaba ahogándoles en sus propias declaraciones. Se quieren, se odian, pero al final todos vuelven al redil, ¿verdad señora Guardiola? Los personalismos tienen escaso recorrido y el grupo acaba imponiendo su criterio.
¿Debemos obviar u olvidar las contradicciones? ¿La falta de congruencia? ¿Hemos de valorar los pactos, los acuerdos -alguno indecente-, propuestas, -alguna tramposa-? ¿No entienden los políticos la temporalidad del individuo?
El caballo del poder es indómito, no bajarse de ese caballo a tiempo o ir con alguien no deseado a la grupa te puede llevar al duro suelo si en vez de agarrar de la cintura para sujetarse se agarran del cuello. Ojo, Sr. Sánchez.