No me cabe en la cabeza que algún macro festival de estos que se suceden a lo largo y ancho de toda España se trabaje con la precipitación a la que nos están acostumbrando para el festival de Gredos de Músicos en la Naturaleza. Es verdad que no es un certamen al uso, es una sola noche, con dos o tres grupos, uno más potente y llamativo, y otros arropándole a modo de teloneros. Desde el principio se pensó así, y no estaba mal ideado porque servía para dar alternativa musical a una generación que se iba quedando atrás de fenómenos de actualidad, pero a los que nos gustó –y me incluyo–, durante nuestros años jóvenes disfrutar de la música en directo como nadie. De hecho, quienes hoy andamos en la cuarentena o cincuentena vimos en nuestra primera juventud –porque mayores no somos– explosionar el mundo de los festivales en nuestro país, un fenómeno entonces extraño que hoy es habitual en lugares de playa, montaña o interior.
Pero lo que sucede con Músicos en la Naturaleza no es ni medio normal. A mes y medio de su posible celebración, ni se confirma la fecha, ni los artistas ni nada de nada. 
El retraso del año pasado, ante los incendios que asolaban la comarca del Alberche, parecía más que justificada la decisión de retrasarlo, a pesar del trastorno que hizo a los negocios del entorno de Gredos por la precipitación. 
Pero ya lo de este año, empezó a sonar a chufla. Apelar a la sequía de los estertores de la primavera... ¿quién se lo cree? ¿Tampoco habría efectivos para garantizar la seguridad de un evento de estas características? Ante imprevistos se hace lo que sea, pero de forma organizada...
El caso es que van pasando las semanas, los meses y no solo no encontramos aclaraciones entorno al festival de Músicos en la Naturaleza, sino que todo se mueve en el ámbito de la rumorología, la incertidumbre y el desconcierto. Ya pasó el año pasado, que se daba una fecha por válida para finales de verano, y al final se cambió. Vivimos ahora las mismas circunstancias que ahora, con las mismas incógnitas y desmentidos que hoy. Hablan voces supuestamente autorizadas, pero la organización no confirma.
Más aún, a mes y medio, con lo que ha sido Gredos –o más bien, Músicos en la Naturaleza–, ¿es razonable no tener ni una figura del cartel? Porque todos los nombres que han sonado hasta la fecha han tenido visos de ser ciertos en algún momento para este año, como Scorpios, Joaquín Sabina, Vetusta Morla y ahora un tal Armin van Buuren, dj de profesión. 
Y más allá de las incógnitas, ¿es que nadie se da cuenta del daño que esta situación de indefinición está haciendo a una comarca que vive sobre todo del turismo? ¿Que tienen reservas que se evaporarán cuando salga la fecha definitiva? ¿Que no se puede hacer previsión de aprovisionamiento de la noche a la mañana? Esto está cogiendo un cariz muy preocupante, y de ser un evento amable está empezando a tener una imagen de abandono que luego no lo va a poder remontar ni la madre que lo parió.
Así visto, todo me hace pensar que alguien se ha cansado ya de Músicos en la Naturaleza. Y sería una pena, toda una comarca y varias generaciones lo sentirán. Lo sentiremos.