El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, urgió este sábado a los líderes del G20 a ampliar la capacidad de préstamos del Banco Mundial (BM) con el objetivo de ofrecer a las economías en desarrollo una alternativa a los préstamos de China.
Biden pronunció su petición en la segunda sesión de la cumbre del G20, que se celebra este fin de semana en Nueva Delhi, informó la Casa Blanca en un comunicado.
En esa sesión titulada "Una Familia" y que se desarrolló a puerta cerrada, Biden instó al Grupo de los Veinte a convertir el Banco Mundial en una institución "más sólida, capaz de proporcionar recursos a la escala y velocidad necesarias para abordar desafíos globales y atender las necesidades urgentes de los países más pobres".
Según la Casa Blanca, la propuesta de Biden busca demostrar al llamado "Sur Global" que el G20 es capaz de proponer soluciones a los problemas que afronta.
Además de promover una reforma del BM, Biden también quiere modernizar el Fondo Monetario Internacional (FMI) para que pueda responder mejor a las necesidades de los países emergentes.
La propuesta de EEUU surge en un momento en el que China, a través de acuerdos bilaterales, se ha convertido en el principal acreedor de numerosos países emergentes, algunos sumidos en graves crisis económicas debido, en parte, a la falta de voluntad de Pekín para reestructurar las deudas contraídas.
Para volver a convertir al BM y al FMI en los principales acreedores del "Sur Global", Washington quiere que esos organismos de crédito sean capaces de ofrecer más préstamos y que los países del G20 se comprometan a aumentar en 200.000 millones de dólares su capacidad de financiamiento durante la próxima década.
Estados Unidos cree que está en una buena posición para lograr estas reformas porque es el mayor accionista del BM y el FMI. Además, consiguió este año que saliera elegido como presidente del Banco Mundial el indio-estadounidense Ajay Banga, que tiene como objetivo combatir la pobreza y el cambio climático.
En cualquier caso, la Casa Blanca ha enfatizado que estas reformas no se dirigen contra China, pero sí ha reconocido que busca ofrecer alternativas a sus "coercitivos" préstamos a través de la Ruta de la Seda de China.
Hace exactamente diez años, el presidente chino, Xi Jinping, lanzó esta iniciativa, cuyo legado ya incluye proyectos de infraestructura multimillonarios, préstamos a países en desarrollo y la expansión del poder geopolítico y económico de China por los cinco continentes.