Entre risas y aplausos se hizo la magia en el teatro

Alberto Domingo
-

Nueva actuación en el II Festival del Humor en el Teatro Santo Tomás a cargo del vallisoletano, Sergio Encinas

Entre risas y aplausos se hizo la magia en el teatro - Foto: David González

En el teatro Santo Tomás el pasado jueves 20 de julio se pudo hacer magia a través de aplausos y risas. No hay nada mejor que una buena dosis de comedia al día, para hacer más llevadero una rutina, que nos condena a ajustarnos a un horario. Ahora, en período estival, no hay nada mejor que combatir la ola de calor con algo refrescante. Por eso, Sergio Encinas, monologuista protagonista en el teatro Santo Tomás el pasado 20 de julio, ofrecía un espectáculo único a más de 50 personas.

Un público abulense arraigado, por una serie de valores y costumbres que tenía presente el vallisoletano. Entre una de sus primeras peticiones al público, se encontraban las risas, para dar juego y crear magia en el escenario siendo imprescindible esbozar una sonrisa y soltarlo todo y sacarlo como decía «pa fuera». Para que el monólogo siga teniendo gracia, son imprescindibles los aplausos, para dar ritmo al espectáculo. Además, que nadie se quede aplaudiendo solo. Ante este hecho, tomaba a los protagonistas de la primera fila, entre ellos Diego, un chico de 31 años, que sería su gran aliado durante toda la actuación siendo el salvavidas, para «no dejar a nadie colgado» en los aplausos.

No había estado nunca en una actuación de comedia, y es algo que te va atrapando poco a poco. Cada aplauso, cada carcajada, te contagia de felicidad y te atrapa en un sueño viviente que te deja perplejo. El protagonista tenía facilidad de oratoria y capacidad para convencer mostrando firmeza en su mensaje. Algo muy importante, para mantener al público enganchado hasta el final del espectáculo.

Uno de sus primeros temas de conversación, se centraba en las costumbres de la juventud. La nueva generación Z, era el centro de atención para el comediante, que analizaba las actitudes de su sobrino con gestos corporales, que reflejaban perfectamente la postura y gestos utilizados por la juventud durante nuestros días. La moda, marca el ritmo de la sociedad y el poder de la imagen con la afluencia de los influencers conlleva a una obligación por parte de los jóvenes de mostrar una innovación, que se queda en una corriente social.

Ahora como afirmaba, todos llevan un tupé y mucho pelo encima de la cabeza y parece que «los han esquilado los lados de la cabeza cada lunes». La forma de vestir, centrada en el chándal, afirmando que su sobrino salía de fiesta vestido en chándal, «iba a todos los lados en chándal, solo le faltaba llevar la gorra del Caja Rural para parecerse a mi padre en los 80». Por supuesto, el lenguaje se adapta a las nuevas generaciones, y ahora la palabra estrella que todo el mundo utiliza es, «bro». Sergio, confiesa que cada vez que lo escucha, «parece una moto arrancando brobrobro»... Además de que ahora los chavales, «se comunican con ruidos». 

La música actual tampoco la entiende el protagonista, no entiende las canciones con una letra tan complicada, comenzaba a cantar la canción de Quedáte de Quevedo y afirmaba que no es posible, que haya hecho letras tan profundas al cantar «y nos fuimos en una, empezamos a la una». Más que Quevedo, lo reconocía con Gustavo Adolfo Bécquer. Por supuesto, artistas de la talla de Bad Bunny, Anuel, el cuál afirma que «si su padre era Ose Uis». Por último Shakira, que ha tenido una gran transición de cantar el «waka waka» al meterse directamente con Piqué. «Me da pena Piqué» a lo que el público negaba de forma insistente cuando los preguntaba. 

Una de las razones por las que se centraba en la juventud, es por el cambio de generación tan grande que se produce entre padres e hijos. La familia fue tema central de su monólogo, ante hechos que todos hemos vivido con nuestros padres. Los definía como padres auténticos, y le gustaba conocer si en Ávila también los había. Para definir a la madre auténtica, se centraba en las manías de ordenar, limpiar y recoger. Para dar un toque gracioso, explica como «una vez que me entraron a robar, mi madre me dijo que si no me daba vergüenza como tenía el cuarto al recibir visita».

No falta la figura del padre auténtico, al que describía como el que «se echaba una buena siesta babeando, las que sientan bien y se dejaba la marca del mando del televisor en la camiseta». Con el ritmo de los aplausos y las risas terminaba con un toque picante y con la participación activa del público. Diego, fue su gran compañero de actuación durante la hora de espectáculo. La gente salía feliz y contenta después de haber podido salir desahogada sin tener miedo a lo que piense el resto, porque como afirmael monologuista, «las risas son parte de la vida cotidiana».

Una nueva actuación en el teatro Santo Tomás, que apuesta por la cultura y supone una gran noticia para todos los abulenses que pueden disfrutar del  II Festival del Humor con grandes personajes públicos que te tocan en lo más hondo y lo que no puedes evitar, es esbozar una sonrisa ante un episodio de humor constante de una hora de duración que te desconecta de la rutina.