Homenaje a Moro Benito en el 30 aniversario de su asesinato

D.C
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El presidente de la Audiencia Provincial y familiares del magistrado colocaron un ramo de flores en el lugar en el que le mató de dos disparos Antonio Pérez el 26 de febrero de 1993

Homenaje a Moro Benito en el 30 aniversario de su asesinato - Foto: Isabel García

Juan Agustín Moro Benito, presidente de la Audiencia Provincial de Ávila a principios de la década de los noventa del pasado siglo, fue asesinado el 26 de febrero de 1993 a unos metros de su lugar de trabajo, el Palacio de Núñez Vela, por Antonio Pérez Varona, un jubilado de Palencia que le disparó dos tiros en la cabeza, al parecer como represalia por una sentencia que el primero había dictado años atrás cuando ejercía como juez en la capital palentina.

Todos los años la Audiencia Provincial de Ávila celebra un sencillo homenaje a Juan Agustín Moro Benito en el lugar donde fue asesinado, en el punto de la calle Madre Soledad donde una placa guarda la memoria de aquel brutal suceso, recuerdo que este año se ha revivido y ha ganado un poco más de relevancia por conmemorarse la cifra 'redonda' del 30 aniversario y porque con ese motivo también se ha unido a ese acto la familia del expresidente del máximo órgano judicial abulense.

Ayer a las 12,00 horas se colocaba un ramo de flores bajo la placa que recuerda aquella tragedia, en un sencillo acto en el que el presidente de la Audiencia Provincial, Javier García Encinar, estuvo acompañado por familiares de Juan Agustín y algún miembro de la judicatura abulense.

el crimen. Eran alrededor de las 16,20 horas del viernes 26 de febrero cuando Antonio Pérez Varona, de 61 años, natural de la localidad palentina de Palenzuela y propietario de un club de alterne, disparaba contra Juan Agustín Moro Benito con una escopeta de caza Franchi semiautomática del calibre 12 desde el interior de un Seat Ibiza de color rojo, matrícula VA-8681-M.

Según testigos presenciales del crimen, el asesino actuó solo y demostrando tener meditada su acción, ya que se encontraba aparcado en ese punto esperando la llegada de su víctima. Antonio Pérez arrancó después el coche para escapar, pero aún tuvo tiempo de detener su vehículo ante un trabajador de la ORA, R.J., para decirle: «avise a la policía, que acabo de matar a un hombre».

La Policía Nacional, dirigida personalmente por el entonces delegado del Gobierno en Castilla y León, Arsenio López Huerta, montó inmediatamente un dispositivo para localizar y detener al autor de los disparos (se supo de inmediato su identidad ya que la matrícula del coche que ocupaba fue anotada por varios transeúntes en Ávila), operación a nivel regional que contó con la colaboración de la Guardia Civil de las provincias de Ávila y Valladolid que dio muy pronto sus frutos ya que se consiguió en unas horas la detención del entonces presunto y luego confeso asesino a la entrada de la capital vallisoletana.

Antonio Pérez iba solo en el momento de la detención y «no pudo ofrecer resistencia a la acción policial»; en el interior del Seat Ibiza, el mismo con el que había viajado a Ávila, la policía encontró la escopeta semiautomática con la que había perpetrado el crimen, con un cartucho en la recámara y otros dos preparados para ser utilizados.

El detenido fue llevado de inmediato a una comisaría en la ciudad de Valladolid, donde se le tomó declaración y pasó a disposición judicial.

El 5 de noviembre de 1993 la Audiencia Provincial de Ávila condenó a Pérez Varona a la pena de 20 años de reclusión menor, condena a prisión que, según indicaba la sentencia, fue sustituida «por el internamiento del procesado en un establecimiento, destinado a su curación» al apreciar en él «trastornos paranoides».