Un parón para pensar en salir adelante y crecer

I.Camarero Jiménez
-

El Ayuntamiento organizó una conferencia on line a cargo de la psicóloga de Servicios Sociales, Ana B. Sánchez, en la que ella ahondó en la necesidad de reconocer y evolucionar en sentimientos como el miedo, la soledad o la inquietud

Un parón para pensar en salir adelante y crecer - Foto: David Castro

Probablemente ni en la peor de las pesadillas, o al menos hasta donde llegaba nuestra imaginación, visualizábamos un futuro como el presente que vivimos, en el confinamiento de nuestras casas. Pero, ha llegado y sencillamente, hay que afrontarlo. Es duro, muy duro para todos, pero en muchos casos esa crudeza se intensifica. La crisis del COVID-19 ha frenado un ritmo de vida que era frenético, no teníamos tiempo casi ni para nuestras familias y el consumismo marcaba nuestro día a día, así como la productividad laboral guiaba nuestro destino. 

Ahora el parón ha llegado, es tiempo de pensar porque tenemos silencio y de ahondar en «en las emociones que nos son comunes» de definir realmente qué es lo que sentimos y hacerlo evolucionar. El problema es que podemos  hacerlo en positivo o en negativo. La búsqueda de respuestas eficaces trabajadas desde la resiliencia es básica porque así podemos salir fortalecidos de una mala situación, pero para eso «hay que sentar a la mesa al miedo». El miedo, como a los animales «nos prepara para la huída o para la lucha». De parte de esto y mucho más habló en una conferencia organizada por el Ayuntamiento su psicóloga en el Área de Servicios Sociales, Ana Belén Sánchez, conectada por conferencia on line, como casi todo lo que se hace ahora y que nos permite el contacto con los demás fuera de nuestras cuatro paredes. Una intervención para ayudar, dar consejos, pautas para afrontar el aislamiento. 

Sánchez  animó también a pensar en las características de ese aislamiento «de sentimientos comunes a todos» pero en el que no es lo mismo vivirlo en familia que en soledad (ahí ya se suma el miedo, la angustia, la incertidumbre); ni tampoco hacerlo en esa soledad siendo joven que mayor. Tuvo un recuerdo también para los refugiados que pasan por esto y que lo tienen aún más difícil por falta de arraigo y de allegadas y por su situación de vulnerabilidad; los cuidadores también están pasando por momentos muy duros, apuntaba. 

Y sin duda, los que de algún modo peor lo tienen son los que han perdido a un ser querido. No poder velarlo ni estar los últimos días con él en la despedida... Ahí afloran otros sentimientos, porque se está viviendo un duelo «muy disfuncional desde el principio» y puede llegar también la culpabilidad, que acompaña al miedo. Ese miedo puede evolucionar al pánico y eso es lo que hay que evitar. Pensar en lo que sentimos es básico, reconocerlo, analizarlo, afrontarlo e intentar salir de la mejor manera posible.  

De eso se trataba y pudimos verlo y oirlo on line. Incluso la psicóloga destinó su parte final a la resolución de dudas de aquellos que acudieron a la cita y es que esa interactividad es lo que busca el Consistorio, el no dejar sólo al ciudadano y si eso se acompaña por un profesional de la psicología que nos pueda echar una mano, mucho mejor. Es indudable que el miedo, la inquietud, la tristeza, la soledad… están ahí y hay que afrontarlos para crecer. Al menos hay que intentarlo.