Editorial

La lucha entre Podemos y Sumar y el futuro de la izquierda

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La maquinaria electoral de los partidos políticos ya ha echado a andar. Los candidatos a las autonómicas y regionales ultiman sus listas, con la entrada y salida de nombres, a menos de 50 días de una trascendental cita con las urnas que servirá de termómetro para unos comicios generales que finiquitarán el año y tendrán lugar antes o después del puente de la Constitución. Paralelamente a todos estos movimientos se está viviendo una lucha fratricida en la izquierda que ha consumado el divorcio entre Podemos y la vicepresidenta Yolanda Díaz, apostando fuerte por una formación -Sumar- en la que se han quedado fuera los de Ione Belarra e Irene Montero, todo como consecuencia de una lucha de poder cainita en la que ninguna de las partes ha querido dar su brazo a torcer.

La confluencia de Podemos con Sumar parece más complicada y la brecha que los separa cada día se hace más grande. De la necesidad de llevar a cabo unas primarias abiertas como condición indispensable para llegar a un acuerdo se ha pasado a los ataques personales y a los vídeos con mensajes velados. Una guerra abierta que está avivando un Pablo Iglesias, ideólogo en la sombra de la formación morada, que criticó con dureza el pasado martes a Díaz por el cariz que están tomando los acontecimientos, admitiendo que no se espera que la líder de Sumar acuda a ninguno de los mítines electorales que va a organizar Unidas Podemos de cara a la cita del 28-M. Iglesias no se quedó ahí y quiso ahondar en la herida tras afirmar que prefiere el estilo de Mónica García, de Más Madrid, al de la actual vicepresidenta. El que fuera fundador de la formación morada advirtió a Sumar del error que, en su opinión, están cometiendo a la hora de hacer caso a aquellas voces que les aconsejan poner distancia con Podemos con la finalidad de erigirse en la verdadera alternativa de la izquierda.

Todas las encuestas coinciden en que el trasvase de votos en unas hipotéticas generales se registrará de Unidas Podemos a Sumar y que ese pronóstico puede hacer que la representación que ahora ostentan tanto en el Congreso como en el Senado se diluya. La Ley Electoral es la que marca el camino y Díaz, la política más valorada del país que ha sabido poner tierra de por medio en las polémicas que han desencadenado algunas de las leyes promovidas por los morados, tiene ahora la sartén por el mango. Podemos y Sumar están condenados a entenderse, pero los ataques constantes a la actual vicepresidenta pueden terminar por dinamitar esa alianza de conveniencia. La unidad de la izquierda se resquebraja.