Zona de incendio, un año después

B.M
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El 16 de julio de 2022 se declaraba un incendio en Cebreros que terminaría afectando a otros municipios, entre ellos El Hoyo de Pinares, y quemando más de 4.000 hectáreas. Se vivieron duras jornadas, incluso con desalojo. Todavía hay mucho que hacer

Zona de incendio, un año después

Hace año la provincia abulense se levantaba cada día pendiente de las noticias del incendio que comenzó en Cebreros y que se prolongó por El Hoyo de Pinares y San Bartolomé de Pinares. Debido a una negligencia de un fumador, este fuego, que no fue nada fácil de controlar, terminó arrasando más de 4.000 hectáreas, 3.100 de ellas de masa arbolada, y obligó incluso a desalojar a vecinos de El Hoyo de Pinares. Fueron días de incertidumbre y daños que se viviron con especial angustia en la zona. El fuego comenzó el 16 de julio y no se dio por extinguido hasta más de un mes después.

Las llamas comenzaron en Cebreros, un municipio que ha sufrido mucho las llamas a lo largo de su historia y, solo en lo que va de siglo, con grandes incendios en 2003, 2013, 2021 y el del año pasado. Lo que tienen claro en la localidad, y así lo expresa su alcalde, Pedro Muñoz es que no se va a conformar con menos ayudas que otros municipios, y todavía están esperando que lleguen.

«Queda todo por hacer», dice el alcalde», dado que se trata de «un incendio de grandes dimensiones» y que además sucedió en un municipio «donde desgraciadamente se han producido más incendios que en cualquier otro pueblo». Solo en el del año pasado se vieron afectadas 2.100 hectáreas de su término municipal y, en la parte que tiene que ver con el monte público, la Junta de Castilla yLeón está todavía, no ha terminado, «limpiando y sacando la madera quemada y ha empezado la repoblación». En la parte de las fincas privadas, que es la mayor parte de superficie, se llegó a un acuerdo con Somacyl, empresa pública de la Junta de Castilla yLeón, «para que ellos se encargasen de la limpieza de esas fincas privadas», con los árboles quemados, triturar y retirada. Somacyl, asegura, «está llevando a cabo una labor magnífica porque está resolviendo un problema a los propietarios de las fincas privadas, sin coste para ellos de limpieza» y, en ese sentido, «no hay más que agradecimiento».

Zona de incendio, un año despuésZona de incendio, un año despuésTambién en su momento la Confederación Hidrográfica del Tajo, por vía de urgencia, se encargó de las fajanas en los arroyos (en el incendio de 2021 hubo actuaciones de limpieza).

En cuanto a subvenciones, tienen una del Gobierno una de medio millón de euros, lo que supone el 50 por ciento de las obras que había que hacer, que se presupuestaron, por los daños en infraestructuras del incendio. «Pero el problema de esa subvención es que requiere la aportación del otro 50 por ciento y nosotros no tenemos», asegura. Por el momento se ha concedido una prórroga hasta final de año y se pedirá que se les ayude por parte de otras administraciones porque si no, para ellos, «es imposible». En estas ayudas se incluyen temas como alguna toma de agua que tienen en invierno, caminos y puentes, dañados por el incendio.

Respecto a otras administraciones, «por ahora específicamente a Cebreros no hay ninguna ayuda concedida» y por eso insiste en que «siendo el municipio que tuvo una afección importante recibamos un trato igualitario del que se haya hecho con otros municipios y no me conformaré con menos. No estamos pidiendo más pero no nos vamos a conformar con menos».

Zona de incendio, un año despuésZona de incendio, un año despuésSobre la situación en general, el alcalde de Cebreros recuerda el incendio que también sufrieron en 2021, que se originó en la presa de El Burguillo y por el cual, dice, «tampoco hemos recibido ninguna ayuda de las administraciones públicas». «Estamos un poco cansados», insiste, porque «los montes públicos se van repoblando por la Junta pero, al final, una parte importante de un municipio como Cebreros es pasto de las llamas».

Respecto a lo que queda por delante, en lo que hay que actuar, Pedro Muñoz habla de la reposición de infraestructuras, también las asociadas a los parajes, porque ellos están, por ejemplo «sin poder realizar carreras deportivas en esos parajes porque la infraestructura está destruida, eso pone en cuestión que se puedan realizar esas carreras. Ahora es imposible porque se está trabajando en la eliminación, pero ahí hay puentes que hay que hacer, rutas que reponer, señalización y no tenemos esa posibilidad». Además, hay una infraestructura que se dañó, que es de donde se capta el agua en invierno y en la que hay que cambiar la tubería. En definitiva, «muchas cosas pendientes de hacer» y esto sin tener en cuenta «la cuestión estética».

También El Hoyo de Pinares resultó especialmente dañado en el incendio del año pasado, viviendo incluso un momento en el que las llamas les iban rodeando. Los días del fuego se vivieron con intensidad, incluso con desolación, un sentimiento que continuó cuando las llamas estaban apagadas al ver el daño que habían sufrido. «Fue tremendo el incendio, en su momento nos llenó de pena y dolor, y ya vamos aceptando la situación y recobrando un poco la conciencia de lo que ha ocurrido», explica el alcalde de El Hoyo de Pinares, David Beltrán, que añade que «visto con mayor serenidad, los hoyancos con conscientes de que debemos de rehacernos y ser fuertes».

Reconoce que perdieron mucho del entorno natural, lo que es «duro» y «desalentador», pero «hay que afrontar el futuro con entereza y confianza».

Una vez con el incendio terminado, a ellos les afectó la parte de mayor valor ecológico, mayor valor turístico y el cauce del río, los embalses y la potabilizadora. «Desde el punto de vista estratégico nos afectó a la peor parte para los hoyancos», dice Beltrán.

Entre otras cosas, al inicio tuvieron que dar agua embotellada porque afectó a la potabilizadora, a los equipos de ozono, durante un mes. Pero dice que desde un primer momento la Diputación de Ávila y la Junta de Castilla yLeón se volcaron con ellos, por ejemplo con una ayuda directa para la balsa ultrasonidos para mejorar la calidad y el olor del agua (123.000 euros con los filtros de carbón) o una nueva instalación de equipos de ozono (300.000 euros), además de que se pagó el agua suministrada desde Diputación o el mayor consumo de productos químicos o reactivos que se echaban al agua para cumplir la normativa.

También se ayudó a los ganaderos y se va restaurando. Se ha ido limpiando la zona, para lo que colabora el Ayuntamiento, y se han ido cortando pinos aunque «quedan muchos por cortar» y hay que «agilizar un poco». Además se ha ido reforestando la zona del Batán y se empiezan a ver las cosas «con otras ojos».

La Junta de Castilla y León les ha ayudado en algo que también consideran muy importante para reactivar el turismo. Se trata de la Ruta de la Prehistoria, que será conjunta entre Cebreros y El Hoyo de Pinares, y que tendrá un puente tibetano «que será muy atractivo» y que se espera que en el próximo año esté lista para «que sea el elemento más atractivo de El Hoyo de Pinares».

En definitiva, cree que son «conscientes de lo que ha ocurrido» pero El Hoyo de Pinares es un pueblo «unido y luchador, un pueblo volcado en colaborar y ayudarnos los unos y los otros cuando ha hecho falta», al igual que hicieron en su momento los pueblos que les acogieron cuando tuvieron que desalojar, las empresas que donaron agua... aunque esto no impide que sean conscientes de que viene «una larga etapa de reconstrucción».

En esta etapa de reconstrucción El Hoyo de Pinares se encontró con un apoyo más, en este caso del Gobierno Central, con más de 1,1 millón de euros. Fue el pasado 30 de junio cuando el Boletín Oficial del Estado publicó que los siete proyectos que elaboraron y enviaron al Ministerio de Política Territorial dentro de un plan de reconstrucción, que íntegros han sido aprobados y se concedió esa cuantía de más de 1,1 millón aporta el Gobierno de España por ser zona gravemente afectada por una emergencia de protección civil (la conocida como zona catastrófica). Eso sí, el otro 50 por ciento lo tiene que aportar el Ayuntamiento de El Hoyo de Pinares, que ya está negociando con la Diputación de Ávila y la Junta de Castilla y León «para que encuentren la forma de financiar poniendo lo menos posible los ayuntamientos» porque «cuando ocurre una desgracia vives al día».

En esos siete proyectos se incluye uno para limpieza de los embalses Becedas I y II porque hay ceniza, más erosión y caída de sedimentos por la corta de pinos y hay que limpiarlos. Ahora hay que adjudicar los contratos y completar la aportación municipal.

Además está la restitución y arreglo de los firmes de los caminos agrícolas porque se ven dañados por las máquinas durante el incendio y después por las máquinas de la corta y, como zona afectada, se ha incluido la restitución de la pasarela accesible de la Ruta del Agua y el mirador que era lo más transitado, dentro de las rutas de senderismo. Además está la reseñalización de las rutas, donde se vieron afectados más de 60 kilómetros. «El paisaje será diferente, pero hay que verlo con otros ojos», dice el alcalde porque «antes había árboles y ahora hay piedras».

Hay otros dos proyectos por como se han visto afectados los embalses y las potabilizadoras, por las cenizas y los sedimentos. Aquí se incluyen filtros multicapa, que quitan los metales pesados (con su menor duración) y carbón activo, que es para mejorar olor y sabor. Por último, se revestirán los depósitos de la potabilizadora.

A esto hay añadir algo más que está haciendo la Junta de Castilla y León, que es el gestor del monte mientras el Ayuntamiento es el propietario, con el programa de restauración medioambiental. En él hay un programa de seguimiento y evaluación de daños, control de la erosión hídrica en ladera y diferentes actuaciones de restauración. Estas actuaciones incluyen reforestación, actuaciones en pastizales y matorrales, limpieza del monte público y privado con colaboración del Ayuntamiento y para lo que pide «paciencia a los vecinos», cerramientos dañados y seguimiento y prevención de daños por plaga porque «los incendios también producen plagas y hay que seguirlo».

Por eso ahora se mira al futuro, a la espera de esa ruta que esperan que sea algo «extraordinario» y mientras «se da el agua con normalidad a pesar de las lluvias de noviembre y de las cenizas porque ideamos un sistema con la potabilizadora antigua para no romper la nueva», metiendo filtros de zeolitas que es «algo pionero» en la antigua aunque ahora con toda la población que hay se usa la nueva. Cuando llueve se recurre a la antigua.