Gross presenta a los sumilleres abulenses su vino de Rioja

P.R.
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La joven ex cocinera y bodeguera nacida en Hon Kong se ha abierto su propia bodega en la Rioja, concretamente en San Vicente de la Sonsierra

Jade Gross - Foto: David Castro

La Asociación de Sumilleres de Ávila ha organizado una de sus catas habituales, en esta ocasión ha traído como invitada a Jade Gross y sus vinos de La Rioja. Definida por la revista especializada '7 caníbales' como 'La nómada del vino'. Con tan solo 34 años tiene un historial excepcional en la gastronomía y en el mundo del vino. Nacida en Honk Kong de madre china y padre norteamericano, Jade se ha educado en Estados Unidos, en Praga, Londres y París. Empezó estudiando políticas y economía en la London School of Economics pero al terminar decidió que no era lo que le hacía feliz y se matriculó en cocina en la Grande Ecole Frerrandi-Paris. Desarrolló su carrera en la cocina pasando por Alain Ducasse hasta aterrizar en Mugaritz de Andoni Aduriz y también en el Celler de Can Roca. A lo largo de los siete años de Mugarritz se interesó mucho por el mundo de los vinos y sacó el nivel 4 de WSET en Burdeos (solo hay 11.000 personas en el mundo con ese título).

Su interés por los vinos le llevó a conocer la Rioja y en el año 2019 compró un viñedo entre la Bastida y San Vicente de la Sonsierra.

 «Ni sé lo que estoy haciendo en San Vicente», reconocía la bodeguera. Tal vez le trajo a La Rioja su amistad con una pareja que elabora vinos en esa zona a la que conoció en el año 2014, Abel Mendoza y Maite Fernández, que son unos bodegueros afincados en San Vicente. «Comenzamos una amistad cuando todavía era cocinera. Me llamó  mucho la atención el respeto por el terruño, el compromiso y al final se convirtieron en mis mentores cuando comencé el proyecto en el año 2019. Descubro cada día una cosa nueva y muy bonita sobre San Vicente y  la zona de La Rioja en general. Para mí me inspira mucho elaborar los vinos que elaboro», señala Gross.

Comienzos. Comenzó en el años 2019 con un tinto, con 800 botellas y está entrando en la quinta vendimia. «Hemos sacado cinco marcas y  hemos elaborado unas 5.000 botellas. Empecé con vino tinto con uva tempranillo. Quería conseguir hacer un vino con esta uva y cuando tenía un poco más de confianza comencé a  trabajar con garnacha y uvas minoritarias de blanco. Me gusta interpretar la zona e ir cambiando, por eso todos los años la vinificacion de los vinos va cambiando.

Sobre los vinos de Ávila reconoció que los conoce a través de una tienda de vinos en  San Sebastián conoció los vinos de Cebreros. «Me gustan mucho, me interesan. No tengo mucho conocimiento de ellos, pero me gustan», reconoce.

Reconocía que esta era la primera vez que venía a Ávila, donde en la tarde de ayer presentó su proyecto y bodega. «Me hace mucha ilusión que gente de hostelería de aquí tengan interés por mi proyecto», hacía una equivalencia entre la elaboración del vino y la cocina, actividad que dejó en el año 2017. «Estuve en el restaurante Mugaritz 7 años. Cuando elaboro vino lo conecto a la cocina. Al final fermentación y maceración son términos de cocina solo que aquí en este  caso el producto lo tienes una vez al año. Al fin y al cabo hacer vinos no es ni más ni menos que cocinar a muy largo plazo». Y añade, «es la relación del vino con la cocina. Lo más importante para mí es la paciencia.  Hay que estar muy atentos y tener la posibilidad de adaptarse a las situaciones que puedan venir»...