La delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, presentó el balance climático de la primavera en Castilla y León elaborado por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), un balance que habla de altas temperaturas y déficit hídrico dado que ha sido la primavera más seca desde 1951.

En el caso de Ávila se registra la temperatura más alta de la región en Candeleda, el pasado 27 de abril, con 34,5 grados. Pero no es el único récord puesto que la capital ese mismo día se llegó a 29,3 grados y, al siguiente a 27,1. Estas temperaturas son las más altas de la serie completa de la Aemet en ese mes, puesto que el anterior pico estaba en los 29 grados de 1905.

Respecto a la temperatura media de Ávila, fue de 11,8 grados, lo que supone una subida de 1,9 grados respecto a la media de 1991-2020. La subida media de la región fue de 1,6 grados.

Por tanto, al igual que en Castilla y León, en Ávila hubo altas temperaturas. Y también poca lluvia. En concreto, la precipitación acumulada fue de 81 litros por metro cuadrado lo que, tomando como referencia el periodo de 1991 a 2020, supone un descenso de 39 litros respecto a los 120 de media de esa época. Eso es un 33 por ciento menos, aunque en la región la bajada fue aún mayor y llegó al 47 por ciento.

Virginia Barcones compareció recientemente junto al delegado territorial de Aemet, Manuel Mora, para indicar que  las temperaturas en Castilla y León fueron excepcionales durante la pasada primavera. Los datos recogidos indican que fue una primavera muy cálida y en algunos puntos de Castilla y León incluso «extremadamente cálida». En este sentido, el pasado trimestre ocupa el tercer puesto en cuanto a temperatura media se refiere desde 1951.

«Los termómetros han estado por encima de la media durante buena parte del trimestre», señaló Virginia Barcones. Al respecto destacó el periodo comprendido entre el 8 de abril y el 9 de mayo, donde las máximas estuvieron «por encima de lo normal». Dentro de ese periodo destaca la última semana de abril, fecha en la que se registró el valor más alto de este periodo. En concreto, los 34,5 grados que el 27 de abril se registraron en la localidad abulense de Candeleda. Las temperaturas mínimas durante la primavera fueron oscilantes, siendo la mínima más baja los 12 grados bajo cero registrados en la localidad soriana de Radona en la madrugada del 1 de marzo.

El balance hidrológico fue igualmente inferior a los registros de media en los 30 años que van desde 1991 a 2020. De hecho ha sido la primavera más seca desde 1951. El balance hídrico realizado por Aemet es de seco o extremadamente seco. En gran parte de Castilla y León, los valores de precipitación acumulada se quedaron por debajo de los 100 litros por metro cuadrado. La excepción estuvo en zonas muy concretas localizadas al norte de la provincia de León y Burgos así como el Sistema Central.

«Este marcado déficit durante el trimestre primaveral hace que persistan las condiciones de sequía meteorológica de larga duración en algunas zonas de nuestra Comunidad, en especial en el nordeste», recalcó la delegada del Gobierno en Castilla y León.

En cuanto a la previsión del verano, de acuerdo con los modelos de predicción, lo más probable es que el trimestre de junio, julio y agosto tenga en su conjunto un carácter cálido y, con menor probabilidad, un carácter húmedo.

Virginia Barcones agradeció a la Agencia Española de Meteorología la labor que realiza con esas predicciones, un trabajo que es necesario ya que afecta a la vida cotidiana. «Creo que son pocos los españoles que se levantan por la mañana sin consultar y saber qué tiempo hará ese día», dijo.

En este sentido, destacó que las nuevas tecnologías «han multiplicado las posibilidades de acceso a las predicciones meteorológicas».