Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Abogados

27/07/2023

Como un fuego sin humo y sin llama: así se está abrasando la Justicia este año en España, como las catalíticas. A base de consumirse puede reducir a cenizas a sectores subsidiarios damnificados por el conflicto . Sin comerlo ni beberlo. Y no hablo sólo de los justiciables. Amplios áreas de empresas y particulares con litigios pendientes, aquejados de retrasos que engendran perjuicios. La mayoría, serios e incluso irreversibles.

Hablo de los abogados. Y sus despachos, pymes estupefactas ante la parálisis de unos procedimientos de los que dependen los ingresos que reciben: si no hay juicios no se devengan cuantías. Los Colegios de Abogados están advirtiendo de múltiples problemas que acarrean reducción de ingresos, expedientes de regulación de empleo y despidos. El mal menor es el desconcierto absoluto al que se enfrenta su gestión por el caos procesal que los paros súbitos están acarreando.

Como digo esto es un incendio sin llama y sin humo y a nadie parece importarle. Una situación alarmante sin alarma. Un ultraje sin compinche. Y así andamos, justo cuando parecía que había cierta recuperación de las congestiones de la pandemia, los legajos vuelven a taponar los accesos a las salas y ya es raro  el procedimiento que, por trivial que sea, se dirima antes de un año o año y medio.

Mucho presumir de modernos y de guays, con nuestras pedrerías de sociedad avanzada, pero los pleitos se resuelven con una lentitud agobiante, los profesionales se lamentan cada vez más de falta de medios y de desajustes organizativos que no facilitan la transmisibilidad del trabajo entre la administración de justicia y los administrados. 

Pero en fin, como la política acarrea retrasos en todo no nos extrañará que el receso hasta que tengamos nuevo ejecutivo se caracterice por una laxitud procesal no ajena al ritmo de los tribunales y que los abogados y procuradores tengan que moverse por la vida estilo Carpanta.