«La retórica puede oscurecer y ocultar más que desvelar»

D. Casillas
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El escritor y poeta abulense Antonio Pascual Pareja trajo ayer al ciclo 'El Episcopio presenta...' su último libro publicado, una vuelta a la lírica que llena un interesante poemario titulado 'La hermosa pobreza'

Antonio Pascual Pareja, profesor de instituto, escritor y poeta abulense que tras empezar en la poesía (El viento y la casa, 2007) siguió su camino creador por la novela (la azoriniana Invisible Pablo, 2017, en la que llama la atención sobre las pequeñas cosas que son realmente importantes pero que son fáciles de perder) y el relato corto (Historias de la pequeña ciudad, 2019), ha regresado a la lírica en su último libro, titulado La hermosa pobreza (editorial Pre-Textos), un trabajo que compartió este viernes con el público en el encuentro literario con el que se cerraba el programa de mayo del ciclo 'El Episcopio presenta...', organizado por el Ayuntamiento de Ávila

Ante un auditorio muy poblado, lo cual da fe de lo apreciado que es este narrador y poeta por la calidad y la originalidad de su obra, comentó Antonio Pascual que volver a publicar poesía después de tan largo paréntesis «no ha sido buscado; ocurrió que cuando saqué el primer libro de poesía me quedé agotado, intenté seguir con la poesía pero me sentía muy encorsetado y no estaba cómodo con lo que me salía. Entonces apareció el libro Invisible Pablo, que es una novela de estilo azoriniano, y luego vino el libro de relatos, y después de ese recorrido por la narrativa volví a la poesía, pero puedo decir que ese devenir no sucedió intencionadamente».

Explicó el escritor que, aunque La hermosa pobreza está publicado en 2022, «los poemas que forman este libro están escritos entre 2004 y 2016, un periodo realmente largo», un puñado de versos sobrios, sin estorbos formales que estorben a su claridad y profundidad, que «en algunos casos han sido de recuperación, digamos, y luego, a medida que iba organizando el libro, iban saliendo algunos más».

No tienen los poemas de este libro ningún hilo conductor definido, siguió, «pero el hecho de que su publicación se haya dilatado tanto en el tiempo me ha obligado a organizarlo en partes para unir de alguna manera todo» –y teniendo siempre en mente que «la poesía clara para mí es esencial y eso lo une todo»–, un poemario en el que «sí que es cierto que hay una serie de temas destacados como por ejemplo la presencia de la naturaleza, el tema de la soledad o la esperanza», asuntos que «en la poesía son eternos, intemporales», y en ese aspecto «puedo parecer un simple, pero mis poemas hablan de los temas de siempre».

Y en lo que se refiere a la forma, siguió, «cuando hablo de una poesía esencial quiero decir que no me atraen los poemas muy retóricos; no digo que no tenga que haber metáforas, pero la metáfora compleja, el adjetivo innecesario, no me gustan; tengo ahí cierto pudor o escrúpulo, aprendido de Jacinto Herrero y de Jiménez Lozano, de sentir que la retórica puede oscurecer u ocultar algo, velar más que desvelar, y eso no me gusta».

De cara al futuro, acabó, «tengo alguna cosa en el cajón, de prosa, pero prefiero no hablar de ellas; sí puedo decir que hace bastante que no hago verso, porque el verso si no sale no se puede forzar».