Los agentes de la Guardia Civil que, alertados por una llamada, se personaron en el domicilio de Piedralaves y encontraron el cadáver de Tarik explicaron este martes que el acusado y homicida confeso del crimen, J.T.V., «no colaboró, se mostró esquivo», intentó «ocultar la situación» y no les reconoció haber acabado con la vida de su compañero de piso, frente a lo que había asegurado el acusado el día anterior, cuando dijo que en la segunda visita de los agentes había asumido el crimen. En el segundo día del juicio con jurado popular que se celebra esta semana en la Audiencia Provincial –en el que se intenta aclarar qué ocurrió el 26 de marzo de 2020, en pleno confinamiento, en la casa de Piedralaves en la que acusado y víctima compartían– testificaron una docena de testigos, entre ellos agentes de la Guardia Civil, un policía local de la localidad que coincidió con el acusado en el supermercado cuando compraba productos de limpieza, el encargado del supermercado, la mujer del fallecido y dos vecinos del municipio.
Los agentes de la Guardia Civil señalaron que, tras recibirse en la central una llamada del hermano del acusado avisando de que le acababa de decir que «tenía una persona muerta en casa», acudieron al domicilio y se encontraron con J.T.V., al que conocían de antes y que no se mostró colaborativo, lo que les «llamó la atención». «Le preguntamos por su compañero de piso y nos dijo que estaba con una chica en su casa, pero cuando fuimos allí no estaba», así que volvieron y se encontraron «la misma actitud». «Casi no nos abría la puerta, en la casa olía a productos de limpieza y vimos que podía tener manchas de sangre en la ropa. Se puso nervioso y tuvimos que reducirle», explicaron. Al acceder a la casa, que estaba «desordenada», encontraron el cuerpo de Tarik en la bañera «envuelto con una manta», «aparentemente sin vida», con signos de violencia «en la cabeza y la cara y le faltaba un ojo», por lo que avisaron para que se certificara la muerte.
A preguntas sobre la actitud del acusado, aseguraron que estaba «consciente», aunque «nervioso», y que «en ningún momento confesó nada. Guardó silencio», salvo la expresión «puto moro».
Antes de finalizar la declaración se le mostró las fotografías del cadáver del fallecido a los once miembros del jurado popular –los nueve titulares y dos suplentes–.
A continuación fue el turno del policía local de Piedralaves que, estando de paisano, coincidió aquella tarde en la caja del supermercado con el acusado cuando éste fue (en dos ocasiones) a comprar productos de limpieza y otros enseres como bolsas de basura. Explicó que no le llamó la atención su estado pero sí lo que había comprado, porque «no destacaba por su higiene y había estado otras veces en su casa y no estaba muy limpia».
El encargado del súper comentó que no le vio comprar pero sí entrar y salir y que cuando se iba la segunda vez «le dije que se dejaba el perro y dijo es verdad, perdona, tengo otras cosas en la cabeza». Sobre su estado dijo que le había notado «aparentemente normal, otras veces no se le entendía bien».
También testificó este martes la mujer del fallecido, quien se había separado físicamente (no legalmente) del mismo unos meses antes tras denunciarle, aunque «ya no tenía orden de alojamiento vigente» porque «quité la denuncia», dijo. La mujer aseguró que él les mandaba dinero «casi todos los meses» a ella y a su hijo de entonces cinco años y que sabía que él y su compañero «tenían problemas», pero sin entrar en más detalles. También afirmó que su marido «cambió» cuando «se juntó con esa gente», achacando su «adicción» a sustancias a «las malas compañías».
Dos agentes de la Guardia Civil que se hicieron cargo de la investigación indicaron que la información que recibieron del entorno fue «poco concreta», por tratarse de un ambiente de «consumo de drogas», y que todo apuntaba a la «mala convivencia» entre ellos por asuntos de «envidia, drogas y celos», posiblemente por la relación con la chica con la que al parecer salía el fallecido. «Había una buena relación entre el acusado y la ex mujer de Tarik» y «una relación extraña entre parejas», afirmaron.
La última declaración fue de un amigo del fallecido que estuvo en la casa poco antes del suceso y le vio «un poco alterado, nervioso y discutiendo con J.», pero «no sé por qué; no vivía con ellos y Tarik me contaba lo justo».
confesión. El juicio con jurado popular arrancó el lunes en la Audiencia, jornada en la que el acusado confesó haber acabado con la vida de su compañero de piso «por instinto» y a hachazos tras una discusión y se mostró arrepentido. Por la tarde declararon varios testigos, entre ellos el hermano del acusado, quien explicó que éste le confesó que había matado a su compañero. El juicio continúa hoy con las pruebas periciales.