Julio Collado

Sostiene Pereira

Julio Collado


Otra vez de vuelta

09/10/2023

Sostiene Pereira que, pensándolo bien, el año debiera empezar en septiembre y no en enero porque, en septiembre, una vez terminado el paréntesis veraniego, parece que todo comienza de nuevo. Comienza el cole, se vuelve al trabajo rutinario, se acelera el mundo político, empiezan las actividades extraescolares y las carreras de las familias para llevar de aquí para allá a sus retoños y, quien más quien menos, emborrona su agenda con todas las actividades que desea hacer en esta nueva etapa y que quedaron pendientes en las anteriores. En septiembre, pues, parece renacer la vida de las prisas aunque el otoño natural anuncie el comienzo de la parsimonia y de la muerte.  Curiosa coincidencia. Por eso, dichosos aquellos que disfrutaron del sol y del ocio, de la lentitud de los bueyes, de las buenas lecturas, de las puestas del sol, de las mejores compañías, de las conversaciones sabias  y han vuelto con la mochila cargada del espíritu descansado y de la ilusión bien alimentada. Porque, aunque diga el refrán que «con pan y vino se anda el camino», es imprescindible cuidar el alimento del espíritu para bregar con éxito el complejo viaje que es la vida.  
Para no ser menos, también Pereira vuelve a estas páginas de papel, ¡un atrevimiento ante la avalancha de lo virtual!,  para entablar una conversación a distancia con aquellos que se acerquen al periódico. Antes de nada y para ser fiel al dicho castellano, «Es de bien nacidos el ser agradecidos»,  vaya la bienvenida a quienes sigan estos comentarios como lectores y a quienes hacen posible que aparezcan cada quince días en estas páginas. Sin los lectores a los que se adivina en la esquina de un bar ruidoso, en el silencio de una biblioteca, en el cómodo sofá de la casa o paseando entre los árboles de un jardín, la tarea de escribir sería casi vana. ¿Escribir para uno mismo como afirman algunos escritores? Pereira no lo ve. Le gusta más parecerse al campesino de la parábola evangélica: «Un sembrador salió a sembrar. Mientras iba esparciendo las semillas, una parte cayó junto al camino, llegaron los pájaros y se las comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, sin mucha tierra. Esas semillas brotaron pronto porque la tierra no era profunda; pero cuando salió el sol, las plantas se marchitaron y por no tener raíz se secaron. Otra parte de las semillas cayó entre espinos que, al crecer, ahogaron las plantas. Pero las otras semillas cayeron en buen terreno, en el que se dio una cosecha que rindió hasta cien, sesenta y treinta veces más de lo que se había sembrado. El que tenga oídos, que oiga». 
Por eso, en este encuentro quincenal, hará el oficio de aventar el grano procurando que la semilla sea lo más vigorosa posible para que aguante las duras condiciones climáticas y pueda fructificar. En una sociedad tan crispada, como la actual, aunque sospecha que nunca fueron tiempos  tranquilos sino «recios» como escribió La Santa, espera que sus comentarios sean serenos y que sean recibidos con el ánimo de los hortelanos que esperan una lluvia fina y cálida. Sin estridencias que añadan más leña al fuego de la polarización y que sean capaces de potenciar un debate tranquilo. Una conversación como aquellas que los mayores del lugar hacían a la solana, en los poyos de piedra a ras de calle. A pesar de que ya son doscientos ochenta y uno los comentarios que ha ido entregando a este foro público, siempre tiene problemas a la hora de elegir el tema cuando se  pone a escribir en el folio en blanco o en la pantalla del ordenador. No por falta de asuntos sino por exceso de ellos. ¡Pasan tantas cosas que las de hoy sepultan a las de ayer! Para más inri, las redes sociales han venido a crear nuevas dificultades: aquello que no sale en ellas y no se hace «viral» no existe. Y sucede que, la mayoría de las veces, lo que tiene éxito en las redes es lo peor del ser humano. Así ocurre, por ejemplo, en el preocupante aumento de violaciones en edades muy tempranas. Lo que más les «pone» es que los «colegas» vean sus «hazañas» en los móviles;  las adolescentes que las sufren, no importan. La bondad no está en su escala de valores. Claro que esta carencia es tan general en la sociedad actual que el "buenismo" es de las actitudes más denigradas.  
En fin, quizás, el próximo comentario tenga que hablar de las nuevas carencias educativas o del éxito de la vacunación o del nuevo Gobierno de España o de la importancia  de la unión de los trabajadores para mejorar sus condiciones laborales o del beneficioso teletrabajo o de la economía circular para combatir el ciego consumismo…Se irá viendo. Mientras, a celebrar la fiesta de la Santa leyendo sus obras y siguiendo su modo de enfrentarse al proceloso viaje que es la vida: «Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa...la paciencia todo lo alcanza».