«Las excavaciones en la Muralla siempre son especiales»

B.M
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ENTREVISTA Seguramente a todos los arqueólogos les guste estar con las manos en la tierra. Y Blas Cabrera no podía ser menos, aunque su corazón más emprendedor también asuma que hay una parte práctica en el trabajo, que combina con esa labor de campo

«Las excavaciones en la Muralla siempre son especiales» - Foto: David Castro

Dice que, como buen atlético, prefiere ir partido a partido. Pero lo cierto es que en su cabeza se agolpan muchas ideas que quiere transmitir. De trato fácil, locuaz, siente pasión por su trabajo y no duda en transmitirlo, sobre todo con la idea de que llegue a más gente, aunque las medidas de seguridad en las obras a veces le 'estropeen' esta parte de su pasión.

Blas Cabrera (septiembre de 1967) es de Ávila, como su familia, con relación con la provincia (para alternar en verano) y tuvo una infancia marcada por el juego. Por el colegio, el Diocesano, pero sobre todo «jugando en la calle y al fútbol, que es donde aprendí, donde intentaba jugar al fútbol, luego ya jugar bien tenía que ser la leche», bromea.

Y como eso del fútbol no terminó de darse descubrió otra pasión, la arqueología, aunque diera ciertas vueltas para llegar a ella. Estudió Geografía e Historia en Salamanca y luego escogió la especialidad de Prehistoria. Terminó la carrera, hizo el doctorado, pero luego... estuvo dedicado a la hostelería. Le venía de familia, con sus padres en el bar Casa Patas y él con bares en Salamanca, El Tiemblo y Navaluenga para volver después a Ávila y ya sí empezar con la arqueología.

Empezó a trabajar como operario con Castellum y recuerda de entonces las obras de la Villa Romana de San Nicolás, en las huertas de San Nicolás, en la excavación que allí se hizo, y a partir de ahí empezó a hacer más trabajos con ellos «y hasta que me hicieron socio de la sociedad cooperativa. Y ahora ya llevaré, si no me equivoco, unos 16 años. Ahora somos dos arqueólogos los que estamos en Castellum, Jesús Caballero y yo. Y los operarios que trabajan con nosotros puntualmente para las excavaciones».

Todo un salto en su carrera que ahora dedica sobre todo a excavaciones, con proyectos de investigación, pero también a las intervenciones preventivas», que son las que se hacen en solares. «Si te vas a hacer un chalet en determinado sitio, te mandan a hacer control arqueológico, pues tú me llamas, me lo encargas a mí», dice. Quizá sea la parte más 'práctica' de su trabajo pero Blas se revela como alguien con los pies en la tierra y ese trabajo también es importante para sostenerle y poder hacer otro que le resulta mucho más apasionante.

Así lo cuenta. «Luego hay excavaciones, sobre todo excavaciones en murallas, no sólo en la Muralla de Ávila, en la Muralla de Madrigal que estamos excavando ahora, excavaciones en yacimientos como el de Navarrevisca que llevamos dos campañas, en El Barraco que vamos a volver a excavar», afirma. Así que « lógicamente hay que hacer de todo, por ejemplo, controlar que no salga nada en la excavación de esos solares. Entonces, luego a la hora de hacer el informe, casi es más difícil que un informe de 600 hojas porque ahí te puedes enrollar, pero en donde no hay nada... pero bueno, lo haces. Está bien, porque si no, no podríamos dedicarnos a esto», vuelve a decir el Blas realista. Eso le resulta fácil, va a esa obra para una futura casa, está «con el de la máquina», hace «las correspondientes fotografías» y luego se puede ir a lo otro, a lo «que es más apasionante» porque «como en todos los trabajos. Hay cosas que te gustan más y otras que te gustan menos».

Respecto a si alguno de sus trabajos le ha resultado especial, duda en decir porque teme olvidarse de alguno pero lógicamente la Muralla sale de sus labios. «Las excavaciones de la Muralla siempre son especiales porque son complicadas, complicadas en cuanto a lo que sale en la fábrica de la Muralla, te encuentras cosas que en superficie parece que no va a haber, siempre te encuentras sorpresas». 

Pero también Navarrevisca, en la que están ahora y «es muy chula, la del Cerro de la Mesa. Es muy chula por el sitio, a 1.700 metros, allí arriba estás en el campo», más al aire libre. O en El Barraco. Esas son «las excavaciones buenas, las que estamos haciendo en el campo» y «puede ir gente a ver la excavación».

 Aunque buena parte de su trabajo es en Ávila, en la capital y los pueblos, también hay que salir fuera. Por ejemplo, recientemente han hecho una prospección arqueológica en Soria. También han trabajado en Salamanca, Segovia, Barcelona, Girona... pero «lo que más nos gusta es trabajar en Ávila porque ahora ya desplazarte te cuesta más».

Se sale más fuera cuando «te llama un cliente» y como lo conoces pones «un presupuesto y si te contratan, dices, bueno,  vas allí. Pero hay veces que no te lo dan y dices... así mejor. Bueno,  no mejor porque todo es trabajo, pero ya te haces muy cómodo. O sea, que si se puede trabajar en Ávila, en la provincia, mejor». Entre otras cosas porque cuando es fuera no sabes lo que va a salir y «te tienes que documentar mucho antes de ir», sobre todo para no arriesgar económicamente.

En la actualidad están manos a la obra en la excavación del Cerro de la Mesa de Navarrevisca, en las obras de emergencia de la Muralla de Ávila, en la Muralla de Madrigal, que todavía no ha terminado la intervención, y van a empezar próximamente en El Barraco, en el Despoblado de Santo Domingo (y alguna más de la que no puede hablar).

Sobre como llega a las obras, explica que, por ejemplo en el caso de las obras de emergencia en la Muralla, a ellos les contrató Saja, la empresa que está ejecutando los trabajos. En otros casos se trata de una licitación, se invita a varias empresas, se presenta la oferta y a ver qué sucede. «En las obras de Navarrevisca, por ejemplo, el Ayuntamiento invita a varias empresas, no solamente de Ávila, presentas un proyecto con una oferta económica y sale la licitación. Ahí un tribunal da la obra a una empresa», dice, en este caso a ellos.  

Y luego está esa parte de las obras privadas, cuando una persona se va a hacer un chalet y llama. Ahí hay un listado en la Junta de Castilla yLeón con los arqueólogos o en algunos casos el mismo arquitecto te recomienda, explica. Y como es un arqueólogo y su trabajo es descubrir lo que no se conoce, hay que preguntar por las curiosidades que ha encontrado en sus excavaciones. «Sin ir más lejos, estábamos de Navarrevisca. Estaba ya en medio de la nave de la iglesia y teníamos la cabecera y dijimos, aquí no va a salir nada, y eso lo decíamos entre nosotros. Entonces, de repente, quitamos el derrumbe y nos encontramos allí con los enterramientos. Enterramientos de época hispano visigoda que no lo esperábamos. Entonces estas cosas te pasan muchas veces y otras veces excavas en sitios que interesa que salgan cosas porque se quiere poner en valor y no hay problema porque no se va a urbanizar. El propietario quiere que salgan cosas y a lo mejor no quedan restos. Está alterado, expoliado».

Insiste en que «el trabajo de campo es lo más agradable y puede ser lo más sencillo, por así decirlo» pero hay que ser consciente de todas las partes del trabajo, entre ellas elaborar una memoria con los resultados. Para hacer esa memoria hay  que incluir los materiales arqueológicos, «que no vale simplemente con cogerlos, meterlos en una bolsa y entregarlos. Hay que hacer el tratamiento de los materiales, ponerlo con el número de expediente... ahí lo referenciamos con la cata que ha salido. Hay veces que lleva tiempo, hay que siglar una a una las piezas, luego hay que hacer el inventario» y las piezas se entregan a un museo, en su caso al Museo Provincial de Ávila cuando son excavaciones de aquí. Y para entenderlo, «puede ser que cojas 300 tejas.. o si sale un derrumbe hay que coger materiales». En fin, que «todo el material se entrega en el Museo Provincial y luego hay que hacer el estudio de esos materiales, que es un apartado que va en los informes».

Y esto es un trabajo significativo en zonas como la Muralla, con los muladares, con las «basuras» que se han ido aportando desde la Edad Media. Y al hablar de 'basuras', en realidad «dan mucha información, pero es que hay muchos materiales, restos de fauna, huesos, cerámicas...» Mucho trabajo desconocido pero  que no roba la ilusión, esa ilusión de lugares en los que le hubiera gustado intervenir, de esas excavaciones «de libro fuera de España» en Egipto, en Pompeya, en Grecia, en Roma. Pero, como él mismo dice, «Ávila no tiene  nada que envidiar tampoco a estos sitios. Son diferentes excavaciones pero también son muy importantes las que se hacen en Ávila. En Ávila hemos hecho excavaciones muy interesantes en la Muralla, en la Catedral, el antiguo Alcázar, en las necrópolis, en los entornos de las iglesias». Mucho por conocer y, seguramente, todavía mucho por descubrir. Quizá en sus manos.