Revolucionaria, furiosa activista, entusiasta, volcánica, extravagante aristócrata, intrépida, monárquica hasta la médula, inteligente o exótica. Son algunos que los apelativos con los que la prensa nacional y extranjera, tanto en páginas políticas como en las sensacionalistas y en los ecos de sociedad, definió la figura de Luisa María Narváez, la V Duquesa de Valencia, que vivió y murió en el conocido palacio abulense de Los Águila y que situó a Ávila en un referente de su trayectoria vital.
El pasado 12 de octubre se cumplieron ciento diez años del nacimiento de esta noble aristócrata, monárquica pertinaz partidaria de don Juan de Borbón sucesor de Alfonso XIII, que en su testamento otorgado en Ávila el 27 de diciembre de 1978, cedió al Estado el palacio de Los Águila, situado en la calle Lope Núñez, con todos los muebles, ropas y enseres que había en él y que suman más de 2.000 piezas, con destino a la instalación de un museo.
Sólo por eso su figura bien merece el reconocimiento que Ávila le brindó este martes a través de una conferencia y coloquio con el título 'La Duquesa de Valencia, una mujer de película en Ávila' impartida por Jesús María Sanchidrián Gallego, cronista oficial de la ciudad, en un auditorio del Palacio Los Serrano lleno, enmarcada dentro de las XIX Jornadas de Formación e Información Ciudadana que organiza la Asociación de Vecinos Puerta del Alcázar.
Sanchidrián dividió su exposición en etapas de la vida de la Duquesa de Valencia, en relación con Ávila, para explicar su personalidad, un verso suelto de la nobleza y aristocracia española, descendiente del linaje abulense de Los Águila y Torres Arias, así como del General Ramón María Narváez, I Duque de Valencia.
«El acercamiento a la figura de la duquesa Luisa Narváez nos permite redescubrir la arquitectural palaciega del renacimiento y la herencia nobiliaria del esplendor abulense del siglo XVI, así como la riqueza de las colecciones de artes decorativas, pintura, cerámica, carruajes y otras piezas que se atesoraban entre sus paredes. Y a ello se une el protagonismo alcanzado por la duquesa en las postrimerías de la guerra civil, y sus éxitos en la cría caballar y las competiciones hípicas y caninas, además su relevancia social en la capital abulense, también del atractivo que su agitada biografía despertó en medios de comunicación», explicó el cronista oficial de la ciudad de Ávila, quien habló de ella como «una mujer independiente que a su manera ejerció de 'antisistema' y particular 'feminista' marcada por una ideología llena de aristas, siempre a contracorriente, por la que sufrió persecución y que hoy día tampoco resistiría, probablemente, un consenso de aprobación».