Mariano de la Puente

Percepciones

Mariano de la Puente


¿Peligra la Unión Europea?

26/05/2024

Grupos nuevos de ideas viejas han resucitado en la Unión Europea; en España, también. Se ha producido un desplazamiento en lo ideológico hacia el centro derecha, con grupos radicales, de ultraderecha y nacionalistas, tirando de los electores hacia ese extremo.
La Unión solo funcionará cuando las democracias de las naciones que la componen sean plenas, la cuasidemocracia es una patraña. La ultraderecha y los nacionalismos anteponen los intereses propios de sus naciones a los de una supranacionalidad como la europea, ¿es viable así la Unión Europea?; surgen dudas, y la Unión se enfrenta a algunos problemas. Radicalismos y Unión Europea no son compatibles. 
El avance de fuerzas xenófobas de todo color dentro de las propias naciones europeas, a las que la democracia no les satisface y, por consiguiente, tampoco el proyecto europeo, es el primer problema. El segundo: hay fuerzas externas apoyando esos movimientos, pues temen contaminarse de democracia real. Y, finalmente, un amenazante jaqueo que apoyaría la contaminación de los procesos electorales. Su objetivo, la destrucción e incluso la propia democracia.
La todopoderosa Alemania, Países Bajos, los avanzados nórdicos, han visto prosperar en sus propias carnes esos grupos, cuya finalidad es desintegrar Europa. La insolidaridad y la nostalgia, manifestada por grupos de ultraderecha, han creado inquietud en los países miembros por su exhibición impúdica, escudándose en una justicia europea muy garantista. Hasta Úrsula von der Leyen parece ceder ante partidos de extrema derecha. 
Escribe Jordi Amat: "A menudo nos creemos la fantasía de que los Estados nación son realidades en fase decreciente, como si la Unión Europea fuera ya la nueva patria". Descubrimos después que los nacionalismos no quieren soltar un ápice de soberanía. 
Planteábamos que las europeas cerrarían el maratón electoral nacional tras las vascas y catalanas: error, habría sido más adecuado proponer un escenario con varias pistas, pues los resultados conocidos propician otra narrativa, ya que "donde dije digo, digo Diego". 
ERC perdió la Generalitat y Aragonés las elecciones, tras el resultado no recogerá su acta. ERC dice que pasa a la oposición mientras busca líder, porque los de ahora parecen devaluados y enredados. JUNTS, lo previsto; un Puigdemont, impertinente, que ni come ni deja comer, hará lo imposible para que los socialistas no gobiernen la Generalitat, con argumentos peregrinos y ridículos, y maneras de tahúr; el fugado Valtònyc ha desvelado lo que todos sabíamos: solo se representa a sí mismo. Incertidumbre en el Parlamento catalán, con Illa a la espera. Veremos cómo afecta al Parlamento nacional, donde JUNTS saca pecho. Gobernanza y amnistía están abiertas, muchas incógnitas para el futuro; con esos mimbres encaramos las europeas y el debate seguirá abierto, pues se plantea como un plebiscito a Sánchez.
Muchos países quisieron, en el pasado, hacer de Europa, mediante la imposición, una única nación, su nación: España, Francia, Alemania… eso no podía fructificar, los imperios estaban demodés. El continente que parió la democracia no podía permitir esos devaneos ni bajo el delirio de ningún rey, la bárbara bota de un militar o la locura de políticos facinerosos y desalmados. Algunos extremistas añoran aquellas situaciones.
Hoy, más que nunca, la idea europea es la solución para frenar los populismos y grupos violentos, nietos de aquellos nazis, fascistas y nacionalistas salidos de ultratumba que se resisten a desaparecer; por eso, hoy es vital acudir a las elecciones y defender la idea de la Unión Europea, una Europa que frene los conflictos internos y que, de cara al exterior, sea capaz de situarse en el planeta como un primus inter pares: por ética, historia, política y potencia económica.
La Unión Europea se construye cada día y necesita afianzarse, solo los europeos podemos conseguirlo. Y sí, es un alegato a favor de acudir a las urnas, frente a los que creen que esto es un asunto lejano, que nos afecta poco y que carece de interés. Nuestro voto es decisivo para avanzar en la Europa social, en asuntos económicos y agrarios, en política fiscal, en la construcción de la defensa europea y, ¿por qué no, también, por una Europa Federal? La Unión Europea de los derechos humanos no puede, ni debe, retroceder, ni ceder.
Con todos sus defectos, la Unión Europea es más fiable que dictaduras vergonzosas como Rusia o China; o que potencias, como la estadounidense, desnortada, en la que, si su presidente está gagá el posible sustituto es un personaje inestable, peligroso y egocéntrico, cuyo lema: "hacer América grande de nuevo", da igual a costa de su país o del resto del mundo.
Los padres fundadores de la patria europea lo tenían claro, sobrevivir requería construir una gran nación, la Europea, y los europeos nos dimos la Unión Europea. Ahora es momento de consolidar aquella magnífica idea. Recoge Manuel Castells en su obra, Testimonio: "Europa necesitaba una nueva narrativa". Es necesaria una nueva forma de hacer política y como resume Castells: "solo puede existir un proyecto de valores compartidos y valores universales. El proyecto europeo común no podía
fundarse sobre intereses (constantemente negociados) y sobre identidades construidas (raramente compatibles porque los estados-nación no quieren disolverse)". 
Ceder soberanía por parte de los más ricos para equilibrar al conjunto es una de las piezas más controvertidas, a esto se oponen melancólicos patrioteros de ideales rácanos, que viven instalados en la nostalgia, para estos lo individual prima sobre lo colectivo. 
Algunos se oponen a renunciar a ese mundo de confort en el que se encierran, mundo que otros reivindican con extrema violencia, como han reflejado los acompañantes de VOX en Vista Alegre, Madrid. La plaza perdió la alegría.
Mientras algunos trabajan para superar conflictos autonomistas, independentistas y fronterizos, otros arrastran a la ciudadanía hacia ensoñaciones quijotescas. Oiga, Barataria no existe. ¿Hay alternativa a la Unión Europea? No lo parece.